El abismo en las fuerzas financieras entre los finalistas de la Liga de Campeones del sábado se muestra claramente en el estado de sus delanteros argentinos, Julián Álvarez y Lautaro Martínez.
Hace menos de seis meses, Álvarez fue una de las estrellas emergentes de la victoria de Argentina en la Copa del Mundo. Se convirtió en la primera opción durante el transcurso de la campaña en Qatar. Sus piernas juveniles ayudaron mucho a Lionel Messi y contribuyó con cuatro goles a la causa, el único jugador argentino, además de Messi, en marcar más de una vez. Lautaro, por su parte, perdió su puesto en el once inicial, pareció sufrir un descalabro de forma, se tuvo que conformar con un papelito desde el banquillo y no consiguió entrar en el marcador. Llegado el final del torneo, entonces, no había dudas sobre los respectivos lugares en el orden jerárquico de Argentina.
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Pero a nivel de clubes es una historia muy diferente.
Cierto, esta es la primera temporada en el Manchester City para Álvarez, y ciertamente no ha defraudado. Su total de 17 goles en todas las competiciones es un rendimiento más que razonable, especialmente porque sus oportunidades son limitadas. Para su club, Álvarez es el jugador secundario; Erling Haaland es el rey de la primera línea y todo tiene que encajar en torno a la máquina goleadora noruega. Cuando el City está al máximo, Álvarez tiene que conformarse con un lugar en el banquillo, donde se sienta en muy buena compañía junto a jugadores destacados como Phil Foden, Riyad Mahrez y el fantasma de la temporada 2022-23, la primera Eurocopa 2020 de Inglaterra. -El mediocampista central elegido, Kalvin Phillips.
Internazionale no tiene nada como la misma fuerza asombrosa en profundidad, pero representan una amenaza. Pueden rotar a su gran delantero, con el veterano exdelantero centro del Manchester City, Edin Dzeko, comenzando y luego dando paso a Romelu Lukaku. Pero junto a ellos no hay duda al respecto: puede haber perdido la batalla de la Copa del Mundo ante Álvarez, pero, en el Inter, Lautaro es el hombre principal. El jugador de 25 años respondió a la experiencia de Qatar ayudándose a sí mismo a 20 goles esta temporada, y el City lo subestimará bajo su propio riesgo.
Lautaro buscará aprovechar los movimientos y derribos de Dzeko y Lukaku y merodeará a su alrededor con la amenaza depredadora de un tiburón martillo. Tras cinco temporadas en Italia ha marcado más de 100 goles con el club. Es casi inevitable que tenga que arreglárselas con sobras en Estambul el sábado. El City seguramente disfrutará de la mayor parte de la posesión, dejando que Inter tome la ruta directa siempre que pueda. Lautaro puede estar un tiempo sin ver el balón y las ocasiones de gol pueden ser escasas. Pero siempre y cuando lleguen, sus compañeros tienen total confianza en él. Y tiene suficiente en sí mismo para lidiar con las presiones de la gran ocasión.
Su Copa del Mundo fue fascinante para ver. En la primera mitad del partido inaugural contra Arabia Saudita, se ayudó a sí mismo a anotar un par de goles eficientemente, ambos anulados por fuera de juego por la mínima. A partir de entonces, con Argentina bajo la sorpresiva presión del marcador, su toque pareció abandonarlo, y luego las cosas empeoraron. Estaba claramente luchando por su forma, pasando por una de esas fases en las que el objetivo se ve pequeño y el portero se hace grande. En los juegos posteriores, Argentina lo sacaría de la banca e intentaría meterle un gol, y cuanto más lo intentaba, peor se volvía su definición.
Y luego llegó aquella tanda de penaltis contra Holanda. Argentina tenía el juego en la bolsa, solo para ser frustrado por un empate escandalosamente astuto en el último suspiro. ¿Podría ocurrir lo mismo en el tiroteo? Los sudamericanos estaban dos arriba y aparentemente al borde del triunfo. Pero entonces Enzo Fernández disparó desviado. Holanda anotó, los nervios estaban a flor de piel y la presión volvió. A algunos les flaquearon las rodillas cuando vieron a Lautaro adelantarse para ejecutar el siguiente penalti. Nada, absolutamente nada, le había ido bien en el torneo hasta ese momento. ¿Iba ahora a confirmar su condición de villano de la pieza?
Simplemente tener las agallas para dar un paso al frente en un momento como ese fue un acto de valor. Lanzar su patada como si nunca albergara la menor duda era casi sobrehumano. Y ayuda a explicar por qué Lautaro marca tantos goles: porque tiene la fuerza mental para aceptar la responsabilidad y la posibilidad de que pueda fallar.
El Manchester City es el caballo de forma. Tienen el estilo y la arrogancia, y los cubiertos ya esta temporada para respaldarlo. Tienen una plantilla con la calidad suficiente para dejar a Álvarez en el banquillo. Pero para alcanzar el sueño y levantar la Champions League tendrá que seguir muy de cerca a Lautaro.