Entregando su último actualizar sobre el país ante la ONU Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, la Sra. Bachelet dijo que decenas de personas siguen encerradas tras las crisis políticas, electorales y de derechos humanos de los últimos cuatro años.
Protestas generalizadas estallaron en Nicaragua en abril de 2018 después de que el presidente Daniel Ortega anunciara las reformas previstas de la seguridad social. Según los informes, cientos de personas murieron en la represión.
Liberar a todos los detenidos
El año pasado, decenas de opositores políticos fueron arrestados antes de las elecciones presidenciales de noviembre, en las que Ortega aseguró un cuarto mandato consecutivo en el poder.
“Aprovecho esta oportunidad para instar nuevamente a las autoridades competentes a garantizar la pronta liberación de todas las personas detenidas arbitrariamente, y garantizar su integridad física y psíquica. Asimismo, insto encarecidamente a las autoridades a que se lleve a cabo una verificación independiente de las condiciones de detención”, dijo la Sra. Bachelet.
Citando fuentes de la sociedad civil, la Alta Comisionada de Derechos Humanos informó que 173 personas están detenidas en centros de detención en relación con la crisis de 2018.
Otras 50 personas detenidas en el contexto de las elecciones de 2021 se encuentran recluidas en condiciones que contravienen las normas de la ONU sobre el trato a los presos.
Niños negados contacto
Los 39 hombres y 11 mujeres fueron condenados a penas de hasta 13 años y se encuentran inhabilitados para ejercer cargos públicos. Once se encuentran actualmente bajo arresto domiciliario.
La mayoría fueron condenados por delitos que incluyen difundir noticias falsas y/o socavar la integridad nacional, mientras que seis fueron acusados de lavado de dinero y delitos relacionados. La Sra. Bachelet dijo que, según los informes, las condenas se basaron en alegaciones que no se corroboraron durante los procedimientos judiciales.
“La mayoría de estos detenidos permanecen privados de libertad en un centro de detención policial. Este año solo se les ha permitido cuatro visitas de sus familiares adultos y se les sigue negando el derecho a los niños a tener cualquier tipo de contacto con sus padres en detención”, dijo.
“Los familiares han informado que sus seres queridos están recluidos en condiciones inhumanas, con especial preocupación por aquellos que necesitan atención médica urgente, permanente o especializada, que las autoridades supuestamente se niegan a brindar”.
La Sra. Bachelet también expresó su preocupación por la drástica reducción del espacio cívico en Nicaragua.
Silenciar a la sociedad civil
El parlamento ha cerrado al menos 454 organizaciones desde noviembre de 2018, lo que afecta no solo a grupos nacionales e internacionales que trabajan en áreas como derechos humanos, educación y desarrollo, sino también a asociaciones médicas y profesionales.
La libertad académica y la autonomía de las universidades también se han visto amenazadas. Al menos 12 instituciones están ahora bajo el control del Estado luego de que su personería jurídica fuera arbitrariamente cancelada. Además, los programas académicos en todas las universidades ahora deben ser aprobados por un organismo central.
“Las autoridades han denunciado que las organizaciones e instituciones afectadas incumplieron con sus deberes administrativos y normas relacionadas con el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Sabemos sin embargo que sus representantes han sido impedidos de defender su posición con el debido proceso ante una autoridad independiente”, dijo.
Además, una nueva ley que entró en vigor el mes pasado también ha dificultado el registro de organizaciones sin fines de lucro. Permite al Gobierno total discrecionalidad en la información sobre sus fondos, operaciones y beneficiarios. Otras disposiciones prohíben la participación en actividades políticas y limitan a los «miembros extranjeros» a una cuota máxima del 25 por ciento.
Éxodo ‘sin precedentes’
Las crisis sociopolítica, económica y de derechos humanos también están obligando a miles de personas a buscar una vida mejor en otros lugares.
“El número de nicaragüenses que abandonan el país está creciendo en cifras sin precedentes, incluso más que en la década de 1980”, dijo la Sra. Bachelet al Consejo.
En la vecina Costa Rica, el número de refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses se ha duplicado en los últimos ocho meses, con un total de 150.000 nuevos solicitantes desde 2018, lo que representa el tres por ciento de la población total.
Estados Unidos también está presenciando un “aumento sin precedentes” de nicaragüenses interceptados en sus fronteras. Los números saltaron de 3.164 en septiembre de 2022 a más de 92.000 en abril pasado.
Las 16.088 interceptaciones en marzo representan el número más alto registrado hasta la fecha para un solo mes, y ocho veces más alto que el registrado en marzo de 2021.
Acoso e intimidación
La Sra. Bachelet dijo que su Oficina también ha documentado varios casos de hostigamiento e intimidación por parte de las autoridades nicaragüenses, lo que pone en grave peligro el derecho a la libertad de circulación.
“Las renovaciones de pasaporte en un consulado en el exterior han sido denegadas en algunas ocasiones, requiriendo que las personas realicen el trámite en Nicaragua donde su seguridad puede estar en riesgo”, dijo.
“A los nicaragüenses que pretendían salir del país también les han retenido el pasaporte sin justificación. Además, habría sido negada la entrada al país de un ciudadano nicaragüense”.
La policía nicaragüense también ha retomado el hostigamiento a los sacerdotes católicos, dijo. El Gobierno también ha ordenado que el Canal Católico sea retirado de la televisión por cable.
El mes pasado, medios internacionales informaron que el obispo Rolando Álvarez, crítico del régimen de Ortega, inició un “ayuno indefinido” dentro de una iglesia luego de ser seguido por la policía.
Defender los derechos humanos
La Sra. Bachelet señaló “serias preocupaciones” de que el Gobierno podría estar buscando profundizar aún más su campaña represiva contra la oposición política.
En abril, dos comisiones parlamentarias completaron un análisis de la legislación penal que se utiliza para perseguir a los presuntos opositores, que propone endurecer las penas e introducir otras medidas represivas, como la confiscación de activos.
“Insto encarecidamente al Gobierno de Nicaragua a que respete, y no se aleje más, de sus obligaciones en materia de derechos humanos. Hago un llamado a las autoridades para que cesen de inmediato las políticas que hoy solo sirven para aislar al país y a su gente de las comunidades regionales e internacionales”, dijo.