El 27 de marzo de 2022 se introdujo una represión inicial de un mes contra las pandillas y se ha renovado regularmente, con la última extensión anunciada la semana pasada. Al menos 65.000 personas, incluidos niños, han sido detenidas desde entonces.
ACNUDH subrayada que el derecho a la vida, la prohibición absoluta de la tortura, los principios de juicio justo y las garantías procesales que protegen estos derechos, aplicar en todo momentoincluso durante los estados de excepción.
deber de cumplir
“Entendemos los serios desafíos que plantea la violencia de las pandillas y el deber del Estado de garantizar la seguridad. Sin embargo, es deber del Estado hacerlo de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos,”, dijo la portavoz Marta Hurtado a los periodistas en Ginebra.
La Sra. Hurtado dijo que algunas de las detenciones masivas “pueden equivaler a detenciones arbitrarias, ya que parecen estar basadas en investigaciones poco fundamentadas, en perfiles burdos de la apariencia física o el origen social de los detenidos”.
Malos tratos y muertes
Las condiciones en los lugares de detención superpoblados también eran muy preocupantes. El ACNUDH ha recibido denuncias de graves violaciones de los derechos de los presos, como confinamiento solitario prolongado.
También ha habido casos de reclusos con enfermedades crónicas. no recibir la medicación prescrita, y denuncias de otras formas de malos tratos.
“Es especialmente preocupante que Al parecer, 90 personas han muerto bajo custodia. desde que se promulgó el estado de emergencia y solo se cuenta con información limitada sobre cómo avanzan las investigaciones sobre estas muertes”, dijo la Sra. Hurtado.
Miles de denuncias
Destacó que los Estados tienen un deber mayor de proteger la vida de las personas privadas de libertad. Hasta el momento, la institución nacional de derechos humanos de El Salvador ha recopilado cerca de 8.000 denuncias por vulneración de derechos contra los presos.
El ACNUDH instó a las autoridades a asegurar que las personas no sean arrestadas sin suficiente autorización legaly para garantizar que los detenidos sean proporcionado todas las garantías fundamentales como exige el derecho internacional de los derechos humanos.
La represión reduce la reintegración
El Gobierno también debe permitir que la institución nacional de derechos humanos acceso sin restricciones a todas las instalaciones penitenciarias para que pueda realizar informes regulares e independientes sobre las condiciones.
“Recordamos a las autoridades la experiencia internacional que demuestra que confiar en un modelo penitenciario excesivamente represivo reduce las posibilidades de reintegración exitosa de los presos en la sociedad”, dijo la Sra. Hurtado.
Agregó que encontrar soluciones a largo plazo para la inseguridad y el crimen requerirá abordar las causas fundamentales de la violencia de las pandillas, como las desigualdades sociales, la marginación y la falta de políticas sociales y gobernanza efectivas.