Según la ONU, los enfrentamientos entre comunidades que han estallado varias veces desde julio han causado al menos 359 muertes, herido a 469 personas, desplazado a más de 97.000 y provocado grandes daños a la propiedad.
“Los enfrentamientos entre las comunidades étnicas tienen sus raíces en problemas de larga data sobre la propiedad de la tierra y la representación étnica”, dijo Alice Wairimu Nderitu en un comunicado.
Violencia persistente
La violencia, que comenzó en julio, se reinició en septiembre y nuevamente el mes pasado.
Se ha extendido desde la localidad de Al Rosires hasta Ad Damazin y luego hasta Wad Al Mahi.
“Existe el riesgo de una mayor escalada ya que fuentes locales informaron que los grupos étnicos al otro lado de la frontera se estaban movilizando en apoyo de la violencia en el Nilo Azul”, advirtió.
Odio vomitado en línea
El Asesor Especial expresó especial preocupación por el hecho de que la violencia y los ataques de represalia hayan sido alimentados por discursos de odio e incitación al odio, exacerbados a través de las redes sociales y en reuniones étnicas.
A pesar de un acuerdo de “cese de hostilidades” por parte de las comunidades afectadas el 13 de julio de 2022, los enfrentamientos étnicos han continuado.
“La violencia reiterada socava los esfuerzos de mitigación y fortalecimiento del diálogo intercomunitario”, dijo la Sra. Nderitu.
Súplicas de ayuda
El alto funcionario de la ONU acogió los esfuerzos del gobierno de la región del Nilo Azul para detener la violencia, restaurar el orden y establecer un comité para investigar la violencia en la localidad de Wad al Mahi.
Luego instó a quienes ocupan puestos de autoridad a “hacer todo lo posible” para instituir mecanismos de prevención de conflictos y hacer que los perpetradores de violaciones rindan cuentas “sin importar cuán altos o influyentes sean”.
“Solo garantizando la rendición de cuentas se romperá el ciclo de violencia”, dijo el alto experto de la ONU.
El Asesor Especial también instó al pueblo de Sudán, a los líderes, a la sociedad civil y a la juventud a “dar prioridad a la creación de confianza y aumentar los esfuerzos para mejorar la cohesión social” y a los líderes religiosos y otros a usar sus voces para “hablar contra el odio y solidarizarse con las comunidades afectadas en consonancia con el Plan de Acción de Fez”.
Finalmente, la Sra. Nderitu instó a las empresas de tecnología y redes sociales a utilizar todas las herramientas disponibles para «detener la propagación de la incitación y el odio» en sus plataformas, como se destaca en el Estrategia y plan de acción de la ONU sobre el discurso de odio.