El primer ministro español se reunió con Xi durante su última visita a China en marzo de 2023 y participó en el Foro de Boao para Asia, similar al Foro Económico Mundial celebrado en Davos, en la provincia china de Hainan.
Su viaje también le llevará a Shanghai el martes y miércoles, donde se reunirá con autoridades y empresarios locales e inaugurará un nuevo centro cultural del Instituto Cervantes.
La llegada del primer ministro a Pekín se produjo poco después de que el opositor venezolano Edmundo González Urrutia (quien insiste en que él, y no el hombre fuerte Nicolás Maduro, es el legítimo presidente electo del país) huyera al exilio en España.
Hablando en un mitin del partido socialista el sábado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, describió a González Urrutia como «un héroe al que España no abandonará».
Pekín mantiene estrechos vínculos con el gobierno de Maduro.
La visita de Sánchez también se produce en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre la UE y China.
La Comisión Europea, que supervisa la política comercial del bloque, anunció el mes pasado que planeaba imponer aranceles de importación de hasta el 36 por ciento durante cinco años a los vehículos eléctricos importados de China.
Ese mismo mes, Pekín inició una investigación sobre los subsidios de la UE a algunos productos lácteos importados a China.
En junio, Beijing inició una investigación antidumping sobre las importaciones de carne de cerdo del bloque, en respuesta a una solicitud presentada por una agrupación comercial local en nombre de los productores nacionales.
La nación ibérica es el mayor exportador de productos porcinos de la UE a China, vendiendo más de 560.000 toneladas a la segunda economía más grande del mundo el año pasado por un valor total de 1.200 millones de euros (1.300 millones de dólares), según el organismo industrial Interporc.