PORT MORESBY, Papúa Nueva Guinea: El Papa Francisco pidió el sábado (7 de septiembre) un mejor trato a los trabajadores en Papúa Nueva Guinea, una nación de unas 600 islas en el suroeste del Pacífico que se ha convertido en un objetivo importante de las empresas internacionales por sus reservas de gas, oro y otras.
En un discurso ante las autoridades políticas del país, donde viven cientos de grupos tribales y se hablan más de 800 lenguas, el pontífice de 87 años también hizo un sentido llamamiento para que se ponga fin a una ola de violencia étnica que ha matado a decenas de personas en los últimos meses.
El Papa, que realiza su visita como parte de un ambicioso viaje de 12 días a cuatro países, dijo que los recursos naturales de Papúa Nueva Guinea «están destinados por Dios para toda la comunidad».
«Si bien para explotar estos recursos es necesario involucrar a expertos externos y a grandes empresas internacionales, es justo que a la hora de distribuir los ingresos y de emplear a los trabajadores se tengan debidamente en cuenta las necesidades de las poblaciones locales, a fin de mejorar sus condiciones de vida», afirmó el Papa Francisco.
El Papa dijo que los recursos naturales deben desarrollarse de una manera sostenible que «mejore el bienestar de todos, sin excluir a nadie, a través de… la cooperación internacional, el respeto mutuo y acuerdos beneficiosos para todas las partes».
Al llegar para su discurso al APEC Haus, un centro de conferencias construido para la reunión de 2018 del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, el Papa Francisco fue recibido con una danza de un grupo de papúes nueva guineanos que vestían trajes tradicionales con tocados de plumas y faldas con cuentas.
El Papa, que usa una silla de ruedas debido a dolores de rodilla y espalda, fue llevado frente a un vestíbulo de entrada con una mampara de madera curva inspirada en un diseño típico de tatuaje lakatoi.