El Museo de Arte Moderno de Nueva York y la Neue Galerie, una institución dedicada al arte alemán y austriaco también en Nueva York, han adquirido conjuntamente un raro autorretrato de la grabadora alemana del siglo XX Käthe Kollwitz.
la litografía, Autorretrato en face (1904), representa al artista a los 37 años. Su rostro está representado en diferentes tonos neutros. Los museos pudieron comprar la pieza a través de fondos de múltiples donantes, incluidos ARTnoticias Top 200 Collectors Jo Carole y Ronald S. Lauder, fideicomisario del MoMA desde hace mucho tiempo y cofundador de Neue Galerie.
Kollwitz, que nació en 1867 en la ciudad prusiana de Königsberg (ahora Kaliningrado, Rusia), es ampliamente conocida por sus temas centrados en la vida interior de las mujeres. Activa desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX, ganó prominencia entre sus homólogos masculinos que se encontraban en los círculos expresionistas alemanes. A lo largo de su trabajo, se centró en representar temas relacionados con el duelo, la pobreza, la guerra y la clase trabajadora.
La presente obra se unirá a otras 34 estampas del artista en la colección del MoMA. Autorretrato en face es una de las pocas obras que Kollwitz creó en color; después de 1905, hizo la transición a una paleta incolora, trabajando principalmente en blanco y negro.
La noticia llega cuando los museos de todo el mundo se mueven para llenar los vacíos históricos en sus colecciones permanentes, principalmente mediante la adquisición de obras de mujeres y artistas de color, cuyas contribuciones a la historia del arte han sido ignoradas y subrepresentadas durante mucho tiempo en las colecciones institucionales.
El Museo de Arte Moderno planea realizar una gran exposición dedicada a la obra de Kollwitz en un futuro próximo, confirmó un comunicado del museo. Una exposición a gran escala centrada en el artista se inauguró en el Museo Getty de Los Ángeles en 2019.
Christophe Cherix, curador en jefe del departamento de dibujos y grabados del MoMA, describió la impresión como «un monumento en la historia del grabado y una obra que habla tanto de su tiempo como del nuestro», y agregó: «El legado de Käthe Kollwitz ocupa un lugar preponderante en el siglo XX». y los siglos XXI.”