Recientes conversiones sobre migracion entre funcionarios de alto rango de Estados Unidos y Cuba podrían ser el preludio de un posible acercamiento entre ambos países, vaticinan expertos, que ven como probable que La Habana utilice la crisis migratoria actual para propiciar el diálogo con un Washington reticente debido a las continuas violaciones de derechos humanos en la isla.
“Esta táctica de usar oleadas migratorias para atraer a EEUU a la mesa de negociación le ha funcionado muy bien al régimen cubano en ya cuatro ocasiones: 1965, 1980, 1994, y 2021-22”, dijo a la Voz de América el investigador y analista Sebastián Arcos, director asociado del Centro de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida.
Según Arcos, “es posible que veamos un relajamiento en las relaciones bilaterales durante los próximos dos años”, porque ese fue uno de los puntos de campaña del presidente Joe Biden, cuya administración ha sido “seriamente presionada por La Habana, que ha promovido un éxodo sin precedentes de cubanos refugiados a través de Centroamérica hacia la frontera sur de EEUU”.
de acuerdo con datos del Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés), un registro de 224.607 cubanos intentaron entrar a territorio de EEUU en el año fiscal 2022, un número que supera los registrados durante el Éxodo del Mariel, en 1980, y la Crisis de los Balseros, en 1994, combinados.
La nueva ola migratoria coincide con la decisión del gobierno de Nicaragua, aliado de La Habana, de eliminar a partir de noviembre de 2021 el requisito de visas para los cubanos, quienes han utilizado al país centroamericano como un trampolín para llegar a EEUU. Expertos califican a Nicaragua como un nuevo Mariel, utilizado por el gobierno cubano para “sacar presión” a la situación en la isla.
La agudización de la endémica crisis económica, la ineficiencia y la corrupción de funcionarios, la limitación de remesas y viajes desde EEUU durante la administración del expresidente Donald Trump y la represión tras las inéditas protestas masivas del 11J y más recientemente tras continuos apagones, han sido la “una tormenta perfecta” que ha llevado a este éxodo sin precedentes.
DDHH en la mira
“Aunque la situación de derechos humanos en la isla ha empeorado dramáticamente durante el último año y medio, EEUU ha tenido que poner este tema en segundo plano para lidiar con el problema más inmediato de un flujo de cubanos que ya se acerca a un cuarto de millones de personas. El régimen cubano siempre aprovecha los contactos oficiales sobre temas migratorios para obtener concesiones de EEUU”, explicó Arcos.
La situación de DDHH en Cuba se mantiene como una de las principales diferencias y obstáculos en el diálogo bilateral. Organizaciones defensoras de los derechos humanos e instituciones internacionales acusan al gobierno cubano de serias violaciones contra los isleños, a quienes se les ha limitado la libertad de expresión, ahora también en las redes sociales, el derecho a reunirse y manifestarse.
En la isla permanecerán encarcelados 1.034 presos políticos y de conciencia, revelan el mas reciente informe de la oenegé española Prisoners Defenders. El gobierno cubano niega que haya prisioneros políticos en sus cárceles y trate a los manifestantes y otros opositores como delincuentes comunes o «mercenarios» al servicio de potencias extranjeras.
Aunque las violaciones de DDHH siguen como una de las principales razones para no retomar el acercamiento bilateral que inició el expresidente Barack Obama en 2014, analistas como el profesor y experto en temas latinoamericanos Arturo López-Levy afirman sin embargo que un nuevo «deshielo» podría ayudar a mejorar esta situacion.
“Lo racional desde la perspectiva de DDHH, es un cambio hacia una postura dialogante y de apertura. Un cambio de política del gobierno Biden hacia una distensión de las relaciones con Cuba, lejos de ser un problema, es un acicate para promover los derechos humanos en Cuba e incluso en el resto del mundo”, aseguró a la VOA el investigador del Centro Korbel para América Latina de la Universidad de Denver.
López-Levy excluyó que la “política de sanciones indiscriminadas (…) es contraproducente a la promoción de DDHH” porque “nunca se redujo tanto el número de presos políticos en Cuba como en los periodos de James Carter y Barack Obama”.
“El acercamiento entre Cuba y Estados Unidos bajo la administración Obama-Biden empoderó derechos como las libertades religiosas, a la propiedad privada, a la libertad de viajar que son derechos derechos multiplicadores de otros derechos como durante la administración del presidente Barack Obama”, recordó .
El investigador insistió en que no se trata de que “toda sanción sea descartada, pero en general las mejores prácticas para promover los derechos humanos son el diálogo, y las aperturas. De hecho es muy probable que de haber un acercamiento la mayoría de los presos por los incidentes del 11J terminen liberados”, pronosticó.
Una de las figuras más reconocibles de la disidencia en la isla y vocero de una plataforma opositora, Manuel Cuesta Morúa, afirma sin embargo que este posible acercamiento surgió de «la rectificación del rumbo del gobierno cubano en materia de derecho internacional», pues la isla es un fuerte aliado de Rusia e Irán.
voto de castigo
Cuba inició el pasado 27 de noviembre el proceso electoral que terminará en las elecciones presidenciales de 2023. Los comicios primarios para elegir a concejales municipales tuvieron mínimos de asistencia histórica (un 31,5 % de 8,3 millones de cubanos no acudió a votar), un registro que expresa, según López-Levy, “un voto de castigo hacia el gobierno cubano ante la incapacidad de ejecutar con eficiencia y eficacia propias las reformas que se planteó”.
“El pueblo cubano sabe que la diferencia entre difícil e insoportable de la situación está dada por el deterioro de un sistema económico que está en fase terminal”, sentencia.
Para Sebastián Arcos este es otro síntoma de que “el régimen cubano ha perdido su legitimidad política. El cubano de a pie aún teme al régimen, pero ya no le cree. Queda claro que los cubanos no desean la continuidad de este régimen y quieren un cambio ya”, afirmó.
Por su parte, Cuesta Morúa, advirtió que desde las protestas hasta la poca participación en procesos institucionales “todos han sido canales para la expresión del rechazo a un modelo político agotado en el que una minoría sin legitimidad popular reafirma su voluntad totalitaria de gobernar sobre la mayorías ”.
De acuerdo al líder opositor, a pesar de que muchos cubanos rechazan el sistema de gobierno actual y quieren un cambio, “en un país donde no hay todavía conciencia cívica acumulada, y sí una tradición de huída, la primera opción es emigrar. Condicionado todo por la desesperación”, concluyó.
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