Calvert 22, una fundación de arte privada con sede en Londres dirigida por un economista ruso, se ha agregado a una lista de organizaciones internacionales sancionadas por el gobierno ruso.
La fundación supervisó previamente la publicación homónima. Revista Calvert. La organización, que busca promover artistas que provengan del “Nuevo Oriente (Europa del Este, los Balcanes, Rusia y Asia Central)”, cerró su sección de publicaciones en febrero en respuesta a la invasión de Ucrania por parte de la federación rusa.
La Oficina del Fiscal General de Rusia anunció la decisión de incluir en la lista negra a la organización sin fines de lucro en un comunicado esta semana, llamando a la fundación «indeseable en el territorio de la Federación Rusa» y alegando que «su actividad representa una amenaza para los fundamentos del orden constitucional y la seguridad». de la Federación Rusa.”
Rusia también anunció sanciones contra casi 40 políticos, líderes empresariales y periodistas británicos esta semana, prohibiéndoles ingresar al país.
La medida podría restringir la entrada a Rusia de las personas involucradas en Calvert 22 que viven en el extranjero. Según la publicación británica Reseña de arteCalvert 22 es una de las 61 organizaciones sin fines de lucro que han sido catalogadas como “indeseables” por el gobierno ruso desde la invasión del país a Ucrania.
La fundación fue establecida en 2009 por la economista Nonna Materkova, nacida en Rusia y residente en Londres, quien ha impulsado esfuerzos para destacar a los artistas y creativos rusos. La fundación cerró oficialmente su espacio de exhibición en East London en 2016. Anteriormente fue supervisado por el curador y ex director de ICA London, Ekow Eshun.
Materkova, que anteriormente estuvo involucrada con la Fundación Hermitage, que comprende benefactores que apoyan su museo estatal homónimo en San Petersburgo, condenó la invasión de Rusia en febrero.
En un comunicado en las redes sociales publicado en febrero, Nadia Beard, ex editora del Diario Calvert calificó el conflicto y la serie de eventos que llevaron al cierre de la publicación como “totalmente de acuerdo con el estado de cosas masoquista en Rusia hoy”.
El equipo editorial que supervisa la revista ahora desaparecida escribió que “se oponen a la guerra en Ucrania y continuarán actuando de una manera que asegure [their] el personal y los socios en la región permanecen seguros durante estos tiempos difíciles”.