Zia, de 79 años, lleva años con una salud deteriorada, está confinada a una silla de ruedas debido a artritis reumatoide y también sufre de diabetes y cirrosis hepática.
Hasta el jueves, se había mantenido alejada de los focos a pesar de su liberación, aparte de dirigirse brevemente a un mitin político en un mensaje de vídeo desde una cama de hospital.
El Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) de Zia dijo que también asistieron más de dos docenas de sus líderes.
El secretario general del partido, Mirza Fakhrul Islam Alamgir, perdió la compostura y rompió a llorar cuando vio a Zia en el evento, informó el periódico Prothom Alo.
Zia pasó la mayor parte de su condena bajo arresto domiciliario después de ser trasladada de prisión durante la pandemia de COVID-19, pero se le negaron repetidas solicitudes para viajar al extranjero para recibir tratamiento médico.
Alamgir dijo en un mitin del miércoles en la ciudad de Feni que Zia estaba «muy enferma, habiendo estado encarcelada por cargos falsos en una celda pequeña y húmeda».
Los medios de comunicación bangladesíes informaron en octubre que se esperaba que Zia viajara al extranjero para recibir atención médica en un futuro próximo, sin dar una fecha precisa.