Días después de la visita de Heyzer, decenas de grupos de la sociedad civil de Myanmar descartaron su viaje como la «última evidencia de la ineficacia histórica» de los enviados de la ONU y criticaron su reunión con el jefe de la junta, Min Aung Hlaing.
También pidieron que se termine su mandato y que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, intervenga personalmente en la crisis.
«Si alguna vez vuelvo a visitar Myanmar, será solo si puedo reunirme con Daw Aung San Suu Kyi», dijo en un seminario en el grupo de expertos con sede en Singapur, el Instituto ISEAS-Yusof Ishak, usando un honorífico birmano para Suu. Kyi.
Heyzer agregó que «no había un camino claro» para salir de la crisis de Myanmar y advirtió sobre una «catástrofe multidimensional» si la comunidad internacional no logra negociar los esfuerzos para lograr la paz en el país.
En julio, la junta avivó una renovada condena internacional cuando ejecutó a Phyo Zeya Thaw, un exdiputado del partido Liga Nacional por la Democracia de Suu Kyi, por delitos contra las leyes antiterroristas.
En respuesta, el Consejo de Seguridad de la ONU, incluidos los aliados de la junta, Rusia y China, emitieron una rara condena de la junta.
Guterres nombró a Heyzer, un sociólogo de Singapur, el año pasado. Reemplazó a la diplomática suiza Christine Schraner Burgener, a quien los líderes militares impidieron visitar el país donde también esperaba reunirse con Suu Kyi.
El ministro de Relaciones Exteriores de Camboya y enviado de la ASEAN para Myanmar, Prak Sokhonn, visitó Myanmar dos veces, pero en ambas ocasiones el ejército le negó las visitas con Suu Kyi.