La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se atribuyó el viernes el ataque con explosivos contra una patrulla de la Policía en Tibú, Norte de Santander, en el nororiente de Colombia, cerca a la frontera con Venezuela, que dejó dos policías y un civil muertos, además de 10 heridos.
“La más reciente acción tiene como escenario la cabecera municipal de Tibú, Norte de Santander, donde el pasado 24 de mayo unidades pertenecientes al frente de guerra activan minado al avance al paso de una patrulla de la Policía Nacional quien se movilizaba en vehículo de la institución, dejando como saldo cuatro policías dados de baja y cinco más heridos”, se lee en el documento emitido por el grupo armado.
Los hechos ocurrieron en la tarde del miércoles, cuando se produjo un ataque con explosivos una patrulla de la Policía que se dirigió hacia una base militar del ejército en una zona urbana del municipio.
“Las guerrillas del ELN continuamos enfrentando las operaciones ofensivas contra los territorios en diferentes regiones del país por parte de las Fuerzas Armadas Colombianas y sus estructuras narco-paramilitares”, dijo el ELN en la carta.
Tras el ataque, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, presidió un consejo de seguridad en Tibú, en el que sostuvo que “no tiene ninguna justificación realizar hechos terroristas como este”.
“La Fuerza Pública redoblará sus esfuerzos y en un mes volveremos a revisar esas cifras para comparar con las actuales de hoy, que, en todo caso, y es una realidad para todos, no son satisfactorias porque se ha incrementado la criminalidad y en algunos aspectos no ha habido un resultado significativo”, dijo Velásquez al término del consejo de seguridad.
Tras conocerse el ataque -en el que apareció los policías Andrés Idárraga Orozco y el subintendente Angelo Raúl Martínez Arévalo, y una civil que fue identificado como Lucy Castillo- las autoridades ofrecieron una recompensa de unos 45.000 dólares por información que conduzca a la detención de los hombres que perpetraron el atentado.
El municipio de Tibú, está ubicado en la convulsa región del Catatumbo, una zona geográfica fronteriza con Venezuela, en la que hay presencia de disidencias de las FARC, grupos paramilitares y el Ejército de Liberación Nacional, que se disputan el control de los cultivos de coca y de los corredores del narcotráfico.
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