Bangui, República Centroafricana – La República Centroafricana (RCA) se enfrenta a una sombría escalada de la violencia de género (VBG), con un aumento vertiginoso de los incidentes en medio de un conflicto en curso, un sistema legal deficiente y un estigma social que desalienta a las sobrevivientes a hablar. Según datos rastreados por las Naciones Unidas y sus socios, los casos reportados han aumentado dramáticamente de aproximadamente 9.200 en 2020 a 25.500 recientemente.
A pesar del alarmante aumento de este tipo de incidentes, el apoyo internacional a las iniciativas contra la violencia de género en la República Centroafricana ha disminuido. Las Naciones Unidas informan que de los aproximadamente 14 millones de dólares estadounidenses solicitados para asistencia humanitaria, menos del 15% ha sido financiado. Los expertos atribuyen este déficit a la fatiga de los donantes y al enfoque global en muchas otras crisis, que ha desviado la atención y los recursos de la República Centroafricana.
Diversos perpetradores complican la crisis
Los presuntos autores de estos actos atroces incluyen un espectro de actores que van desde bandidos locales hasta fuerzas de paz de la ONU y miembros del Grupo Wagner, un contratista militar. La propia ONU se ha enfrentado desde hace mucho tiempo a problemas de conducta sexual inapropiada por parte de sus fuerzas de paz en varias misiones. Un incidente notable involucró la repatriación de todo un contingente de mantenimiento de la paz desde Gabón hace tres años tras informes verificados de abuso sexual.
Una víctima, hablando anónimamente con The Associated Press, compartió su terrible experiencia de haber sido violada por un miembro de MINUSCA (la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana). Ella contó la falta de apoyo de su comunidad y el consejo del pastor de su iglesia de orar en lugar de buscar acciones legales.
Desafíos en la búsqueda de justicia
La lucha por la justicia sigue siendo un desafío formidable para los supervivientes. La Asociación de Abogadas de África Central informó que manejó 213 casos de agresión sexual y violación en 2022 y, lo que es aún más preocupante, 304 en 2023. A menudo, los casos contra los combatientes locales se retiran debido a acuerdos financieros presionados por las familias de los perpetradores.
Médicos Sin Fronteras ha notado un aumento en el número de sobrevivientes que buscan ayuda, en parte debido a la ampliación de la extensión y los servicios. Sin embargo, advierten que la mayoría de los supervivientes probablemente guarden silencio, especialmente en zonas donde no hay servicios de apoyo.
Esfuerzos legislativos y conflicto en curso
El gobierno de la República Centroafricana ha tomado medidas para abordar esta crisis: la nueva constitución exige medidas para combatir todas las formas de violencia contra las mujeres y apunta a erradicar la agresión sexual. Sin embargo, la eficacia de estas medidas aún está por verse en medio del prolongado conflicto del país, que comenzó en 2013 después de que rebeldes predominantemente musulmanes derrocaran al presidente, lo que provocó ataques de represalia por parte de milicias en su mayoría cristianas.
A pesar de un acuerdo de paz en 2019, que redujo temporalmente las hostilidades, desde entonces el acuerdo se ha desgastado y varios grupos se han retirado. La situación se complica aún más por la presencia de varias fuerzas internacionales, incluidas fuerzas de paz de la ONU, tropas ruandesas y el Grupo Wagner, que intentan estabilizar la región.
Mientras la República Centroafricana lucha contra conflictos armados y problemas sociales profundamente arraigados, la difícil situación de los sobrevivientes de violencia de género resalta la necesidad crítica de atención y apoyo internacional sostenido para abordar estas urgentes necesidades humanitarias y de justicia.