El agua esta en riesgo. El cambio climático ha provocado que fenómenos como el aumento del nivel del mar; las secas; las inundaciones, o las temperaturas extremas afectan el ciclo y la calidad del agua: un bien imprescindible para los seres vivos; la producción de alimentos; y el desarrollo socieconómico de las poblaciones.
El más reciente informar del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas (ONU) señala que a causa del aumento de eventos meteorológicos extremos, fruto del calentamiento global, la inseguridad hídrica asociada al clima desgastante.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) subraya que «entre 2.000 y 3.000 millones de personas sufren escasez de agua al menos un mes al año». Unas cifras que de acuerdo con la institución se duplicarán «pasando de 930 millones en 2016 a 1.700-2.400 millones de personas en 2050»:
“Se dice que para 2040 vamos a tener sequías tan grandes y tanta falta de agua que muchas naciones y muchas poblaciones van a tener que emigrar (…) Definitivamente vamos a tener luchas de terrenos, de terrenos donde haya agua, donde haya agua potable” , dijo a la Voz de América Thais López, la directora de la Fundación Volouna organización privada que aboga por luchar contra el cambio climático y mejorar la educación y la salud.
Frente a ese panorama, López dice que «los problemas de los países de menos recursos se van a ver exacerbados».
Situación en Latinoamérica:
De acuerdo con el Banco Mundial, América Latina posee casi un tercio de los recursos hídricos del mundo, lo que representa la mayor dotación de agua por cápita. Sin embargo, las condiciones ambientales, exacerbadas por el cambio climático, han mermado las reservas.
«Eso es muy evidente en Chile, en Perú y en el noroeste de México, porque estas zonas áridas cada vez tienen mayor temperatura y la disponibilidad de agua empieza a ser un factor determinante», señala a la Voz de América Rodolfo Lacy, director de Acción Climática y Medio Ambiente para América Latina en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y enviado Especial de Asuntos Climáticos en las Naciones Unidas.
Lacy también subraya que la escasez hídrica está «directamente ligada» a la producción alimentaria. Explica que si no se toman medidas como la modificación de las actividades agrícolas para dosificar el agua, o la implementación de infraestructuras de monitoreo de las condiciones climáticas, las regiones que producen alimentos, como la cuenca del Paraná, en Brasil; Uruguay y Argentina, o el Bajío, en México, podrían verse damnificadas.
«Las actividades agrícolas que de alguna manera dependen de la alta humedad, también se van a ver afectadas, porque al disminuir la humedad de las regiones tropicales, algunos súper cultivos como el plátano o el café, tendrán menos posibilidades de ser desarrollados como hasta ahorita lo habíamos estado haciendo entonces», recalca Lacy.
Otro factor que preocupa a los profesionales es la calidad del agua.
El agua de calidad puede contener microorganismos y sustancias químicas que pueden desarrollar enfermedades como diarreas o intoxicaciones, indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La institución resalta que aproximadamente 7.600 niños menores de 5 años mueren anualmente por enfermedades diarreicas en América Latina. Los países con mayores porcentajes de mortalidad por diarrea entre los más pequeños son Haití (23 %), Guatemala (10 %), Bolivia (7 %) y Venezuela (5 %).
De acuerdo con Rodolfo Lacy se debe prevenir la contaminación acuática con medidas como el evitar tirar residuos en el agua y reducir los fertilizantes.
«El agua a veces la utilizamos para disponer todo tipo de residuos (…) Conocemos muy bien la problemática de los plásticos en los cuerpos de agua tanto terrestres como en océano, como los químicos, por ejemplo, que se disuelven en el agua (…) Algunos de ellos (son) muy tóxicos para la vida animal y vegetal».
El experto señala que la situación es especialmente compleja en América Latina, donde a veces no se cuenta con el método adecuado en los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
«En especial nos preocupan algunos ecosistemas como los manglares, que nos protegen de fenómenos hidro meteorológicos extremos, como los huracanes o la elevación del mar. (…) Pueden desaparecer rápidamente y eso es lo que ha sucedido», añade.
«Se dice que nosotros comemos una tarjeta, el equivalente a una tarjeta de crédito, no solamente por los envases de plástico, por todo lo que tomamos en envase de plástico, sino porque los peces están consumiendo el plástico que se deshecha en nuestros océanos» , explica Thais López, de la Fundación Volo.
«Es el momento de actuar»:
Con el objetivo de organizar acciones concretas relacionadas con el agua y el saneamiento alrededor del mundo, las Naciones Unidas celebraron del 22 al 24 de marzo en Nueva York una conferencia sobre el agua, el primer evento de este tipo en casi 40 años.
Tras la conferencia, se puede designar un encargado especial para el agua, y se trazaron multitud de acuerdos no vinculantes para facilitar el acceso al agua de calidad y el saneamiento, como la construcción de baños y la restauración de ríos y lagos perjudicados por la actividad humana.
El Secretario General de la Organización, Antonio Guterres, aseguró en su discurso final que las proposiciones se revisarán en julio, en encuentros políticos de alto nivel, y reiteró la importancia de “comprometerse para un futuro común”.
«No puede haber desarrollo sostenible sin agua», dijo: «Es el momento de actuar».
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