CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica: Los SUV y crossovers han ganado popularidad, dejando atrás a los sedanes y hatchbacks.
El mercado del automóvil en Sudáfrica se encuentra en una encrucijada marcada por los altos precios que afectan tanto a los consumidores como a los fabricantes de automóviles. Aspectos como la depreciación del rand, el aumento de los costos de producción y el aumento de los precios del combustible han contribuido significativamente a esta compleja situación.
De acuerdo a El último índice de precios de vehículos de TransUnion (VPI), los costos de los autos nuevos y usados experimentaron incrementos promedio del 6,3% y 6,4% respectivamente en el último trimestre de 2023, superando la tasa de inflación en un 3%. Es importante señalar que los vehículos de más de tres años han mostrado un aumento aún más pronunciado, oscilando entre el 14,6% y el 16,7%, limitando el poder adquisitivo de las personas y obligándolas a reconsiderar sus decisiones.
En lo que respecta a la financiación, el porcentaje de automóviles financiados por debajo de 200.000 rands disminuyó al 18% en el cuarto trimestre del año pasado, en comparación con el 19% en el mismo período de 2022. Del mismo modo, el informe reveló que el 27% de los acuerdos de financiación de automóviles eran para automóviles con un precio de entre 200.000 y 300.000 rands, mientras que el 55% se utilizaba para vehículos que superaban los 300.000 rands.
En este contexto, TransUnion señaló que el aumento de precios llevó a los consumidores a buscar automóviles más confiables y que los interesados en autos usados optaron por modelos más antiguos para satisfacer sus necesidades. Según la entidad, «el importe medio financiado para vehículos aumentó hasta los 396.000 rands en el cuarto trimestre de 2023, frente a los 386.000 rands del año anterior, lo que refleja una tendencia creciente del mercado».
A pesar de estos cambios, los datos mostraron una disminución en el ratio de vehículos usados/nuevos financiados, pasando de 1,9 en el último trimestre de 2022 a 1,2 en 2023. Este cambio indica un comportamiento diferente de los compradores, posiblemente impulsado por una mayor confianza en la disponibilidad y la financiación. viabilidad de optar por vehículos nuevos en lugar de usados, dado el incremento de precios en este último segmento del mercado.
Los datos recopilados por TopAuto muestran que menos de una cuarta parte de los modelos de automóviles disponibles en el mercado sudafricano tienen un precio inferior a 500.000 rands, lo que representa un escenario desafiante para quienes buscan comprar un vehículo asequible.
La caída de la demanda de automóviles durante la pandemia provocó aumentos de precios para muchas marcas para compensar la caída de las ventas y mantener la viabilidad económica. Además, las empresas enfrentaron desafíos operativos debido a despidos y cierres de fábricas, lo que afectó la producción y contribuyó al desequilibrio entre la oferta y la demanda.
Otro aspecto que influye en el valor unitario es el cambio en las preferencias de los consumidores, con un notable aumento de la popularidad de los SUV y crossovers en detrimento de las berlinas y hatchbacks más asequibles. Por ejemplo, Ford descontinuó sus modelos más baratos como el Fiesta y EcoSport, reemplazándolos con el Ford Puma a un precio inicial de 569.900 rands.
Es importante resaltar que los vehículos de lujo ofrecen una variedad de modelos mucho más amplia en comparación con los autos asequibles, lo que amplifica la diferencia de precios entre ambas categorías. Por ejemplo, el Porsche 911 presenta una selección de 31 modelos diferentes para elegir, cuya versión más económica ronda los 2.158.000 rands.
Este contexto crea un desafío para los consumidores sudafricanos de ingresos medios, quienes enfrentan la tarea de equilibrar el costo de adquirir un vehículo con gastos continuos como seguro de auto, mantenimiento y combustible. Considerando un presupuesto de hasta 222.000 rands para la compra de un vehículo, según estiman los expertos, muchos modelos, especialmente los de lujo y de alta gama, pueden resultar inaccesibles para una gran parte de la población.
Esta situación se ve agravada por el constante aumento del costo de vida en el país, ejerciendo una mayor presión financiera sobre los consumidores a la hora de tomar decisiones relacionadas con la compra y posesión de un automóvil.