Una capa de niebla opacaba al sol el miércoles en Cuenca—una de las ciudades coloniales y patrimoniales más importantes del sur de los Andes ecuatorianos— provocada principalmente por decenas de incendios forestales y por un severo verano que afecta buena parte del país.
Paúl Feijo, gerente de la Empresa de Movilidad de la Alcaldía de Cuenca, que tiene a cargo la medición de la calidad del aire, explicó a La Prensa Asociada que el fenómeno de la densa niebla se debe “a la ceniza” de los incendios forestales.
La autoridad municipal aseguró que, al momento, el nivel es “poco saludable” y aspiró que eso cambie en las próximas horas.
Omar Delgado, director del instituto de investigación de la Universidad del Azuay, dijo a la AP que las malas condiciones del aire en esa ciudad, 300 kilómetros al sur de Quito, se debe a las partículas finas que están suspendidas en la atmósfera, provocadas, por los incendios y atraídas por las corrientes del aire que llegan a Cuenca.
Las condiciones de sequía en esa región austral, intensifican el fenómeno, agregó Delgado.
Según, el monitoreo de ese instituto, el nivel de partículas finas o material particulado (PM) suspendido en el aire en Cuenca era de 109 PM, lo que implica que es “poco saludable”.
Los parámetros de medición, según Delgado, se alinean a los establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, que señalan que la calidad del aire de hasta 50 partículas de hasta 2.5 micrómetros (50 PM) es buena, y hasta 100 PM es considerado moderado.
Los niveles superiores a 100 son poco saludables y perjudiciales capaces de llegar al torrente sanguíneo, según la Organización Mundial de la Salud.
En ese rango en el que está Cuenca, los grupos vulnerables como niños, personas de la tercera edad o con enfermedades respiratorias, están obligados a “limitar su exposición al aire libre”, recomendó Delgado.
Rodrigo Matute, jubilado de 64 años, vive en el sur de esa ciudad, y aseguró a la AP que se ve muy claro “la bruma, tenemos sol, pero está opacada”. Relató que la única información que han recibido es que se trata de los efectos de los incendios forestales, un fenómeno que, dijo, no recuerda que haya sucedido antes.
Matute afirmó que en las calles personas de la tercera edad, según ha podido evidenciar, llevan mascarillas, siguiendo la recomendación del ministerio de Salud, que hizo tal pedido en su cuenta de X, antes de Twitter.
En Quito, la tarde del miércoles, al menos dos incendios forestales se producen en laderas del nororiente de la ciudad, copando el ambiente de humo y un olor penetrante que se sintió en las calles y en una peculiar tonalidad del sol, así como en la visibilidad.
La secretaría de Ambiente del Municipio informó en un comunicado que la calidad del aire está comprometida por el humo y contaminantes y “se espera un aumento en las concentraciones de partículas dañinas”, representando un riesgo para la salud, por lo que se solicitó “evitar actividades al aire libre”.
En Ecuador se registraron el miércoles al menos 12 incendios forestales activos de diversa magnitud en siete provincias, cinco de los cuales están controlados, pero no liquidados, según el informe de la Secretaría de Gestión de Riesgos.
Entre estos últimos se encuentra uno en la comunidad rural de Quilanga, en la provincia de Loja, aledaña a la de Azuay, cuya capital es Cuenca, que fue considerado por las autoridades como el alcalde en la última década y que consumió cerca de 5.000 hectáreas. de bosque y cultivos, de acuerdo con la evaluación oficial.
Para neutralizar este último flagelo llegó ayuda de aeronaves de Perú con capacidad transportar agua y dejarla caer sobre las llamas, que aún trabajan en el sector afectado.
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