Una madre malagueña busca ayuda profesional para su hijo de 31 años severamente agorafóbico, que lleva diez años en su habitación jugando videojuegos y viendo series.
La madre del hombre, que prefirió permanecer en el anonimato, estima que su hijo no sale de la habitación de su casa en Málaga desde hace casi diez años.
El verano pasado, cuenta, se vio obligado a salir a la calle porque “tenía los dedos de los pies hinchados y con pus, y quería que el podólogo viniera a la casa pero él no hacía visitas a domicilio”, dijo su madre a La Opinión de Málaga.
Salvo salidas excepcionales como esta, el hombre de 31 años se la pasa en su habitación, en pijama, pegado a la pantalla y solo sale a ducharse y comer.
También pasa horas viendo series, películas “y vídeos de Youtube que explican los juegos”.
Para colmo, su madre lleva muchos años en paro y solo percibe una pensión de viudedad de 560 euros, tras el fallecimiento de su marido en enero de 2020. Su marido era un albañil en paro que padecía Alzheimer desde los 45 años y quien se estaba comportando agresivamente como resultado de su enfermedad.
De los 560 euros de los que viven madre e hijo, dice que ahora mismo paga 90 euros de luz por el consumo constante de la casa.
No siempre fue así. El hombre fue una vez un excelente estudiante en la Universidad de Málaga. Estudió Administración de Empresas mientras trabajaba para ganar algo de dinero, pero luego las cosas empeoraron “y decidió dejar de estudiar”.
El detonante del abandono de todas las relaciones sociales se produjo a raíz de una lesión deportiva. “Después de abandonar la universidad, salía muy poco. Se lastimó la rodilla, el médico le ordenó un mes de reposo y luego… se acabó”.
El hombre se encerró en su habitación e incluso convenció a su padre, que ya padecía Alzheimer, de que pusiera candado a la puerta. “Desde entonces se quedó en casa. Sus amigos intentaron sacarlo. Vinieron el día de su cumpleaños pero él ni quería que vinieran”, dijo su madre.
En dos ocasiones la madre ha acudido a los juzgados para pedir un examen psiquiátrico para su hijo, pero no ha resultado nada.
También ha intentado en varias ocasiones que lo examinen en la sede del gobierno regional. Centro de Valoración y Orientaciónpero le exigen que asista personalmente a la cita, por lo que no acude.
“Los médicos tienen que hacer visitas a domicilio. Mi hijo está enfermo, tiene agorafobia y necesita medicación y también vacunarse”, dice.
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