La nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha acusado a Hernández de convertir al país en un “narcodictadura.” Obtuvo la victoria en las elecciones de noviembre después de prometer revisar el sistema de corrupción e impunidad que floreció bajo el señor Hernández, contribuyendo a un éxodo masivo de sus ciudadanos a los Estados Unidos.
Pero aunque el arresto de Hernández pareció mostrar la determinación de Castro de perseguir a los opositores corruptos, sus acciones iniciales han sembrado dudas sobre una lucha contra una cultura más amplia de corrupción. Sus aliados en el Congreso aprobaron una ley que efectivamente otorgaría inmunidad a los miembros de la administración de su esposo y expresidente, Manuel Zelaya. Y la Sra. Castro ha designado a varios miembros de la familia para servir en su gobierno.
La extradición del Sr. Hernández sería una importante victoria en política exterior para la Administración Biden, que ha luchado por afirmar su influencia en Centroamérica y cumplir su promesa de reducir la corrupción en la región para ayudar a detener la migración.
Es probable que el destino del expresidente hondureño sea seguido de cerca en los vecinos Guatemala, El Salvador y Nicaragua, cuyos líderes han desmantelado constantemente las instituciones anticorrupción, a pesar de las protestas de la administración Biden, y cuyos círculos internos han estado implicados en escándalos de corrupción.
En Honduras, el Sr. Hernández es muy detestado, pero aun así, muchos encontraron sorprendente la velocidad de su caída. Es miembro del Parlamento Centroamericano, lo que técnicamente le otorga inmunidad judicial, y su partido político sigue siendo una fuerza importante en el congreso de Honduras.
“Este es el primer paso fundamental en la lucha iniciada por los ciudadanos contra un sistema de impunidad en Honduras”, dijo Josué Murillo, analista político hondureño y jefe de país de la Fundación Panamericana de Desarrollo, una organización sin fines de lucro de derechos humanos.
Pero Murillo dijo que el país no puede avanzar hasta que la justicia deje de ser un arma política utilizada para atacar a los opositores del gobierno. La posible extradición del Sr. Hernández, agregó, demuestra que el sistema judicial del país muchas veces es incapaz de castigar los crímenes cometidos por los poderosos.