Nunca me había agarrado tanto al volante de un coche como ahora estoy dando vueltas en la pista de Fórmula 1 de Barcelona.
Cuando las ruedas del lado izquierdo tocan el bordillo en la carrera a toda velocidad hasta la curva 9, tanto el ruido sordo como las vibraciones que sacuden la cabina destrozan tus sentidos.
Pero hay poco tiempo para pensar en eso, o incluso para disfrutar de lo genial que se siente (y suena).
Los ojos son… Sigue leyendo
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