La vida dentro de un hotel en la capital estadounidense se ha convertido en la nueva realidad para cientos de migrantes que han sido enviados en autobús desde Texas.
Al menos ocho hoteles en Washington se han convertido en una casa temporal para estos migrantes, y sus movimientos son monitoreados por las autoridades locales.
Me tocó pararme en un semáforo con el papelito»
Aunque su situación puede parecer cómoda dentro del hotel, ellos expresan incertidumbre sobre su futuro. Servicios de salud y otros requisitos especiales son en gran parte su preocupación. Además, no saben cuánto tiempo podrán estar allí, y en su mayoría no tienen planes de futuro.
“Claro, ellos aún deben venir, y nos están ayudando en lo que es en la parte de la salud y educación, que es muy importante”, comenta David Sequera, migrante venezolano, a la Voz de América.
El gobierno federal ha negado a Washington dos veces la ayuda de la Guardia Nacional para recibir a estas personas, pero la alcaldesa Muriel Bowser continúa proporcionándoles albergue y cubriendo sus necesidades básicas.
“Vamos a seguir adelante con nuestra planificación para garantizar que cuando las personas pasen por DC en su camino su destino final, tengamos un entorno humano para ellos”, aseguró Bowser hacia Twitter.
Organizaciones y voluntarios ya han ayudado a recibir a más de 8.000 solicitantes de asilo enviados desde Texas desde abril, y más del 15% de ellos aún permanecen en la capital, en hoteles habilitados para ellos. Pero, ¿hasta cuándo será sostenible su situación?
“No es lo mismo el refugiado que viene pidiendo asilo político por la frontera, que los que llegaron, por ejemplo, de Afganistán en su momento. Son programas totalmente diferentes, y no hay un programa de gobierno que los acompañe a largo plazo”, explicó Tatiana Laborde, directora de la organización humanitaria SAMU First Respond.
Varios de los migrantes agradecen la ayuda, pero al no tener un permiso para trabajar y ante la incertidumbre sobre cuánto durará la asistencia que reciban, no tienen un bienestar asegurado.
“Me tocó pararme en un semáforo con el papelito y pedirle a la gente”, declaró el venezolano Alfonso Quintero.
La mayoría de estos migrantes son venezolanos, como maríaquien prefiere ocultar su auténtica identidad porque no quiere ser reconocido en su país.
“Uno lo que obviamente desea es una estabilidad, yo digo que eso es lo que uno le pediría al gobierno más que nos aceptan. Que hagan algo por el país y que podamos regresar todos, yo digo que ese es el favor más grande que nos harían”, dijo a la VOA.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) contabiliza que los venezolanos detenidos en la frontera sur de Estados Unidos ya triplican este año la cifra del año pasado.
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