Hacer un periodismo veraz y objetivo sin estar en el terreno es dificil, pero no imposible. “Si durante la pandemia las grandes agencias de prensa comenzaron a reportar usando el WhatsApp, ¿por qué nosotros no íbamos a hacer lo mismo?”, razón José Jasán Nieves, editor general de El Toque, un medio independiente que se las arregla para contar Cuba desde una “redacción virtual” repartida por siete países.
Luego del “parteaguas” que fue la protesta de intelectuales en noviembre de 2020, las presiones del Gobierno cubano sobre la prensa independiente se hicieron cada vez más frecuentes.
“Ese día terminó la simulación de una tolerancia sostenida por la Seguridad del Estado cubana hacia proyectos ‘no confrontativos’. Nosotros hasta ese entonces habíamos apostado por un discurso más moderado, en tanto pretendíamos llegar a un grupo más amplio de personas. Creíamos que era nuestra responsabilidad -lo creemos todavía- proporcionar un discurso balanceado, aunque este pueda no gustar a sectores de uno y otro lado”, explicó Nieves a la Voz de América desde su residencia en Miami.
Un equipo serruchado
El Toque fue uno de los primeros medios surgidas al margen de la prensa estatal cubana. Su manera multimedial de contar el país, a través de las inquietudes de sus habitantes y de una manera amena, objetiva y veraz, fue lo que rápidamente lo distinguió del resto.
Vimos que el Gobierno se estaba preparando hacía buen tiempo»
Sus historias van desde la tasa no oficial de divisas, los diálogos sociales en la telenovela de turno, explicativos sobre nuevas leyes y reflexiones sin sesgos sobre sucesos inmediatos. Con el tiempo, sus informes comenzaron a molestar cada vez más a una autoridad acostumbrada poco a cuestionamientos.
Entonces, el descontento acumulado explotó en las calles en julio de 2021. “El 11J le quitó el velo a mucha gente (…) Por primera vez los cubanos vieron fuerzas antimotines en las calles. Ahí vimos que el Gobierno se estaba preparando hacía buen tiempo para reprimir a su población y para un estallido social de este tipo”, apuntó a la VOA Alejandro Ulloa, otro de los fundadores de El Toque, exiliado con su familia en España.
Para Ulloa, queda “muy claro que el periodismo no es una zona neutral” sino que se “basa en hechos”, por lo que decir que el Gobierno cubano “es un régimen dictatorial que reprime a su pueblo y no le deja decidir, no es salir de la neutralidad, es hacer caso a los hechos”.
Los reportes objetivos sobre lo que estaba sucediendo a pie de calle se convirtieron en los periodistas de El Toque en blancos de los agentes de la Seguridad cubana. “Nos serrucharon el equipo en Cuba, nos abandonaron sin periodistas”, dijo Nieves, quien no se aseguró de comprender la decisión de los 20 miembros del equipo en la isla que decidieron dejar el medio.
“Que te llegue un oficial de la seguridad del Estado a cualquier hora; que use a tu familia, para amedrentarte; que te amenacen en una habitación cerrada, a bajas temperaturas, diciéndote que te van a llevar a prisión por 10 años; que te hagas auto inculparte, negándote a ti mismo ya tus compañeros en video; a firmar documentos, a negar tu derecho de vivir de tu trabajo dignamente. Eso yo no puedo calificarlo de otra manera que no sea tortura psicológica”, dijo Nieves, él mismo presentado en la televisión estatal cubana como un “agente desestabilizador”.
Abrir el plano
A pesar del duro golpe, El Toque no quiere llevarse a cabo ningún “crédito individual” ni victimizarse. Su realidad es la de muchos en la isla, que hoy vive uno de los éxodos más grandes de su historia.
El golpe en Cuba fue duro, pero no nos interrumpió»
“Quedamos 24 miembros, repartidos en siete países. funcionamos en línea, como una redacción ‘virtual’. El golpe en Cuba fue duro, pero no nos interrumpió. Hay géneros de color que quizás no podamos hacer, pero sí podemos seguir informando”, aseguró Nieves, quien junto a su equipo ha tenido que buscar alternativas para reflejar una realidad a cientos de kilómetros de sus computadoras.
La llegada de la internet a la isla hizo que las personas compartan cada vez más contenido de la realidad que viven.
“Lo que hacemos es como un proceso de escucha social, de curaduría, de esos contenidos. Evidentemente esto siempre tiene un riesgo, como en las trasmisiones políticas, que cierran el plano para dar la ilusión de más personas en un acto. Siempre tenemos en el subconsciente que no podemos cerrar el plano”, observe Ulloa, coordinador de audiovisuales para el medio.
“También hemos comenzado a sacar información de otras fuentes pasivas, bases de datos, artículos científicos, informes de proyectos de cooperación internacional donde el Gobierno tiene que poner información que a veces ni siquiera publica dentro del país”, explica Nieves, quien agrega que mantiene alianzas con otros medios independientes cubanos como Havana Times, Periodismo de Barrio, El Estornudo, Rialta y Cibercuba.
A veces estar fuera de Cuba prueba ser beneficioso. Ante el mínimo signo de revuelta el Gobierno desconecta el servicio de Internet o lo ralentiza. Los periodistas de El Toque, sobre todo Ulloa, recuerda el “dolor de cabeza” que significaba subir un video a la página web. “Ahora podemos trabajar más rápido y mejor”, condicionado.
Con más de 47.000 seguidores en Youtube, y unos 300.000 seguidores combinados en Facebook, Instagram y Twitter, El Toque ha mantenido su visión de reportar no solo para los cubanos de dentro de la isla (cerca del 65 % de su audiencia) sino también para quienes, como ellos, han tenido que emigrar por voluntad propia o de manera forzada.
“Hay muchos cubanos de fuera de la isla que necesitan estar informados también. Los de adentro y fuera conforman la nación cubana. Yo creo que tiene mucho mérito hacer un periodismo para toda la nación cubana”, insistió Ulloa.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba no ha respondido a la solicitud de comentarios de la Voz de América sobre este artículo.
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