La suspensión por parte de Rusia del acuerdo de exportación de cereales del mar Negro, que permitía a Ucrania exportar millones de toneladas de granos, también tendrá consecuencias en América Latina, donde países vulnerables sufrirán los efectos del alza de los precios de los alimentos, mientras otros podrian aumentar al aumentar su propia produccion de granos.
Expertos anticipan que es “inevitable” un aumento del precio de la comida en América Latina. De acuerdo a algunos pronósticos esto podría comenzar a sentirse tan pronto como en las próximas semanas.
“Con la suspensión del acuerdo de cereales, es probable que aumenten los precios de los alimentos en la región, ejerciendo presión sobre los presupuestos familiares y aumentando la hambruna”, dijo a la Voz de America Bernardo Javalquinto, economista y académico radicado en Chile.
Granos como el trigo y el maíz son dos de los alimentos básicos más importantes en América Latina, debido a su uso en platos como el pan, la pasta, tortillas y palomitas de maíz, recordó Javalquinto, quien es miembro del Comité Bretton Woods, una organización sin multas de lucro en EEUU dedicada a la cooperación económica.
Para Gustavo Flores-Macías, vicerrector adjunto de asuntos internacionales de la Universidad Cornell, “si bien es probable que el aumento de precios no sea tan pronunciado como cuando comenzó la guerra, el efecto de los precios más altos de los alimentos también se producirá en América Latina, especialmente entre los países que dependen de las importaciones de granos”.
Flores-Macías advirtió que “es probable que el aumento de los precios de los alimentos se sienta en cuestión de semanas, a medida que se agoten los suministros existentes y escaseen los cereales y el aceite de girasol”.
Sin embargo, el colapso del acuerdo también “puede ayudar a los países productores de la región, como Argentina y Brasil, que han presionado la producción de granos”, apuntó Flores-Macías.
Los países miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay-, podrían apreciar del fin del acuerdo de granos, “ya que hará subir los precios mundiales de esos productos básicos” y estos son “grandes exportadores de granos y otros productos agrícolas, incluidas las semillas oleaginosas”, dijo a la VOA Christopher Hernandez-Roy, director adjunto del programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de pensamiento en Washington.
Sin embargo en el caso de Argentina, por ejemplo, el fin del acuerdo de granos llega en un momento de severa sequía, que está surgiendo la producción agrícola del país.
Javalquinto detalló que, aunque América Latina es un “importante productor de productos agrícolas como la soja, el café y el azúcar”, la guerra en Ucrania ha interrumpido las cadenas de suministro global, “haciendo que sea más difícil y costoso para los agricultores latinoamericanos acceder a insumos como fertilizantes y pesticidas”.
Otros países de la región que dependen de las exportaciones del MERCOSUR “podrían esperar pagar precios más altos; y otros países que dependen de las importaciones, como el Caribe, Haití, Venezuela, Cuba y Centroamérica, inevitablemente sufrirán precios más altos de los alimentos”, según Hernandez-Roy.
El acuerdo de exportación de granos fue mediado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Turquía en julio de 2022, y desde entonces, ha permitido que 1.145 barcos zarparan de Ucrania con maíz, trigo, aceite de girasol, harina de girasol, entre otros, a países en África, el Oriente Medio y Asia.
“Lo último que América Latina necesita es otro aumento en los precios de los alimentos”, dijo a la VOA Benjamin Guedan, director del programa de América Latina del Wilson Center, un centro de pensamiento en Washington.
Guedan explicó que “los bancos centrales de América Latina lucharon con agresividad contra la inflación alimentada por las interrupciones de la cadena de suministro global y la invasión de Ucrania por parte de Rusia” y el aumento en los precios de los granos “amenaza con revertir ese progreso y dañaría la mayor parte vulnerable de la región en un momento de aumento del hambre”.
Preocupa el aumento de la hambruna en America Latina
en su informar sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo de 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aseguró que se prevé que casi 600 millones de personas sufrirán de subalimentación crónica en 2030, lo que representa “alrededor de 23 millones más que si no hubiera ocurrido la guerra en Ucrania”.
En América Latina y el Caribe un 6,5 % de la población padece hambre, según la FAO.
Para Cullen Hendrix, investigador sénior del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington, la suspensión del acuerdo no llegó como una “completa sorpresa” e incluso “los comerciantes de granos parecen no estar impresionados” pues ya se estaba teniendo en cuenta en los precios del mercado, los riesgos de salida de Rusia del acuerdo.
“Todavía hay espacio para que el acuerdo continúe de forma trilateral entre Ucrania, Turquía y la Unión Europea. Dado el papel de Turquía en la seguridad de las rutas de navegación en el Mar Negro y su membresía en la OTAN, sería un error desastroso que Rusia intentara interceptar y/o destruir directamente los envíos de alimentos”, explicó Hendrix.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, dijo el lunes en la cumbre regional de la Unión Europa y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), que “hoy es Ucrania pero mañana podría ser cualquiera de nosotros… acá se ha violado claramente el derecho internacional no por las dos partes, sino por una parte que es invasora, que es Rusia. Eso yo creo que es importante que lo digamos claramente».
En junio de 2022, un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) anticipó que la “destrucción de capacidad productiva agrícola” en Ucrania y la “paralización de gran parte del comercio de cereales y fertilizantes” con Rusia, abrían la perspectiva de una crisis alimentaria mundial .
La CEPAL detalló que “con miras al futuro”, la seguridad alimentaria debe ser prioridad en la región. “La posición de la región como productora neta de alimentos es favorecida por su riqueza en cuanto a biodiversidad y recursos naturales biológicos y la disponibilidad de agua y de tierras agrícolas, sobre todo en los países del cono sur”.
EEUU dice “seguirá trabajando” para permitir exportaciones del grano ucraniano
El secretario del Departamento de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo que el gobierno de su país “lamentaba profundamente” la decisión de Rusia de suspender la participación en la Iniciativa de Granos del Mar Negro. “El continuo uso de alimentos como arma por parte del gobierno ruso daña a millones de personas vulnerables en todo el mundo”, apuntó.
El funcionario estadounidense detalló que desde agosto de 2022, a través del acuerdo se han enviado más de 32 millones de toneladas métricas de cereales y alimentos ucranianos al mundo que han “contribuido a reducir las dificultades en los países más pobres del mundo, ya que llevar a los cereales a los mercados mundiales reduce los precios de los alimentos para todos”.
La salida de Rusia del acuerdo fue anunciada por el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, quien aseguró que su país regresaría al programa cuando se cumplieran sus demandas.
“Instamos al gobierno de Rusia a revertir su decisión, reanudar las negociaciones y extender, expandir e implementar completamente la Iniciativa de inmediato en beneficio de los millones de personas que dependen del grano ucraniano”, agregó Blinken.
Por su parte, John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, aseguró que EEUU seguirá “trabajando con otros países para permitir que tanto el grano ruso como el ucraniano lleguen al resto del mundo, lo que incluye garantizar que nuestras sanciones no apunten contrariamente a la propaganda rusa”.
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