Un concierto de casi 5.000 músicos de bandas abrió el sábado el largo carnaval andino boliviano, una colorida mezcla de folclore autóctono, baile callejero, reinas, sensualidad y ritos a la Pachamama (Madre tierra).
Horas antes del concierto, la alcaldía de La Paz eligió a los personajes tradicionales del carnaval paceño; la chola —una mujer de pollera de origen aymara—, el pepino y el chuta.
En Oruro, a 110 kilómetros al oeste de La Paz en la región del altiplano, un atronador concierto de un centenar de bandas de instrumentos de bronce dio inició a la mayor manifestación cultural boliviana, cuyo plato fuerte es la Entrada Folclórica del sábado 18 de febrero , declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral por la UNESCO. Cada banda tiene entre un centenar de integrantes.
Cada año la Entrada del Carnaval de Oruro reúne a más de 20.000 bailarines y músicos que registran bailando las calles de esa ciudad minera. Por su gran popularidad y atractivo turístico, esa celebración es uno de los carnavales más importantes en el continente junto con el de Río de Janeiro, Brasil.
La danza típica es la diablada o baile de los diablos de origen prehispánico que mezcla creencias católicas y paganas de los pueblos andinos prehispánicos, según los antropólogos.
El carnaval boliviano concluye el martes 21 de febrero con ofrendas a la Pachamama, a la que los devotos piden buenas cosechas, salud y prosperidad en los negocios.
Las autoridades calculan que el carnaval en todas las regiones del país incluyendo el oriente mueve más de cien millones de dólares, una inyección importante para la golpeada economía del país.
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