El C919 hizo su presentación internacional de alto perfil en el Salón Aeronáutico de Singapur, donde Tibet Airlines de China anunció un pedido de 40 aviones C919. De hecho, los pedidos del avión se han limitado a aerolíneas de propiedad china. En general, se considera que estas compras están dirigidas por el Estado y no impulsadas por el mercado, una realidad que ha debilitado el atractivo internacional del avión.
El atractivo limitado del C919 se debe en parte a su dependencia de componentes occidentales. A pesar de ser etiquetado como un avión «de fabricación china» o «de cosecha propia», muchas de sus piezas críticas – incluyendo aviónica y motores – proceden de fabricantes occidentales. Algunos escépticos incluso sugieren que el diseño del avión se inspira en gran medida en el programa 737 de Boeing, con acusaciones de robo de propiedad intelectual persistentes en el fondo.
Sin embargo, las ambiciones de Beijing se extienden mucho más allá del C919, como lo hicieron más allá del ARJ21, el primer intento serio de China de fabricar aviones comerciales. El ARJ21 nació de una asociación conflictiva en la década de 1980 con McDonnell Douglas, un importante fabricante de aviones estadounidense en ese momento, cuando China buscaba desarrollar su industria de la aviación coproduciendo la serie MD-80.
La empresa conjunta finalmente colapsó, dejando a China con diseños obsoletos y algunos conocimientos tecnológicos. El ARJ21, derivado en gran medida del MD-80, conservó una estructura de avión de la década de 1980 y tuvo dificultades para cumplir con los estándares de rendimiento modernos, lo que limitó su atractivo incluso a nivel nacional.
COMPETENCIA SUSTANCIAL
El C919, por el contrario, se comercializó como un cambio respecto del legado de esta empresa conjunta. Es el primer gran intento de China de construir un avión de pasajeros diseñado para la competitividad global, incorporando ingeniería contemporánea y las lecciones del ARJ21. El C919 se ha convertido en una especie de campo de pruebas para las capacidades aeroespaciales y la perspicacia de marketing de China.
El C919 tampoco es la suma de las ambiciones de China. Inicialmente se concibió un proyecto C929 de fuselaje ancho como una empresa conjunta con Rusia, pero se estancó tras la invasión rusa de Ucrania. Posteriormente, China tomó el control total y, si lo logra, podría solidificar su posición en la industria de la aviación mundial. – pasar de hitos simbólicos a una competencia sustantiva.
El C929 fue concebido como un competidor directo del 787 Dreamliner de Boeing y del A350 de Airbus, modelos emblemáticos en el mercado de fuselaje ancho y símbolos del dominio occidental en la fabricación de aviones. A diferencia del C919 de pasillo único, el C929 está diseñado para vuelos de larga distancia y es capaz de transportar más pasajeros.
Inicialmente, el C929 iba a contar con motores de fabricantes occidentales como Rolls-Royce o General Electric. Beijing ahora está redoblando sus esfuerzos para desarrollar el motor CJ-2000, una alternativa de producción nacional.
Si tiene éxito, esto haría que el C929 sea un avión más local que el C919, reduciendo la dependencia de China de la tecnología occidental.