“DIVERSIÓN INOFENSIVA”
En la era digital actual, el atractivo de subir clips complica aún más la cuestión. La gratificación instantánea que proviene de los me gusta, las vistas y las acciones compartidas en las redes sociales ha transformado el acoso en un espectáculo público.
La naturaleza viral de estos videos amplifica el daño, ya que los niños pueden participar o perpetuar el acoso para ganar influencia en línea, lo que contribuye a la normalización de comportamientos agresivos..
El acoso a menudo crea un ciclo de violencia en el que un niño que ha sido acosado puede convertirse en acosador para recuperar el control o el poder. Este comportamiento de «agresor-víctima» está impulsado por un trauma pasado y un deseo de infligir el dolor que alguna vez soportaron.
Sorprendentemente, no todos los acosadores son plenamente conscientes del daño que infligen. Algunos pueden creer genuinamente que sus acciones (insultos, burlas o juegos bruscos) son simplemente diversión inofensiva.
Es posible que vean su comportamiento como una broma o un juego brusco entre amigos, sin reconocer el costo emocional y psicológico que puede tener para sus compañeros.
Esta falta de conciencia emocional puede deberse a varios factores, incluida una orientación inadecuada, la exposición a comportamientos violentos o malos modelos a seguir.
Me he encontrado con padres, e incluso maestros, que sin querer refuerzan este comportamiento restándole importancia o excusándolo. Declaraciones como «los niños serán niños» o «simplemente lo provocaron y tenía derecho a tomar represalias» no sólo normalizan el acoso sino que también descartan la necesidad de responsabilidad y empatía.