Según el psicólogo Adrian Camilleri, un obsequio debe hacer dos cosas: ser lo que el destinatario desea y demostrar que el donante lo conoce personalmente. En otras palabras, un regalo ideal es a la vez deseable y considerado.
Un regalo como dinero en efectivo es deseable pero no considerado. Un regalo específico para el destinatario, como un álbum de recortes de sus fotos con él, es considerado pero no deseable si no es del tipo sentimental.
Es difícil alcanzar ambos objetivos si no está familiarizado con su destinatario, lo que suele ser el caso en la fiesta escolar de su hijo o en la oficina de Secret Santa.
UNA DISTRACCIÓN DIVERTIDA PERO fugaz
Es cierto que nadie espera sorprenderse con un intercambio de regalos. El punto podría ser más la actividad en sí misma: la emoción de comprar algo bonito, la anticipación de abrir su regalo, adivinar quién le dio qué al otro e intercambiar cortesías en el proceso.