Como todos los demás, excepto, aparentemente, la mayoría de los gobiernos del mundo, he estado pensando en nuestro futuro precario y limitado, y esta música surgió de esos pensamientos. Tal vez sea más exacto decir que me he estado sintiendo al respecto… y la música surgió de los sentimientos. Aquellos de nosotros que compartimos esos sentimientos somos conscientes de que el mundo está cambiando a un ritmo súper rápido, y que gran parte de él está desapareciendo para siempre… de ahí el título del álbum.
Estas no son canciones de propaganda para decirte qué creer y cómo actuar. En cambio, son mi propia exploración de mis propios sentimientos. La esperanza es que lo inviten a usted, el oyente, a compartir esas experiencias y exploraciones.
Me tomó mucho tiempo aceptar la idea de que los artistas somos en realidad comerciantes de sentimientos. Los sentimientos son subjetivos. La ciencia los evita porque son difíciles de cuantificar y comparar. Pero los “sentimientos” son los comienzos de los pensamientos, y también sus acompañantes a largo plazo. Los sentimientos son la reacción de todo el cuerpo, a menudo antes de que el cerebro consciente se haya puesto en marcha, y a menudo con una lente amplia que abarca más de lo que el cerebro es consciente.
El arte es donde comenzamos a familiarizarnos con esos sentimientos, donde los notamos y aprendemos de ellos, aprendemos lo que nos gusta y lo que no nos gusta, y desde allí comienzan a convertirse en pensamientos accionables. Los niños aprenden a través del juego; los adultos juegan a través del arte. El arte te da el espacio para “tener” sentimientos, pero viene con un interruptor de apagado: puedes cerrar el libro o salir de la galería. El arte es un lugar seguro para experimentar sentimientos, alegres y difíciles. A veces esos sentimientos se refieren a cosas que anhelamos, a veces se refieren a cosas que tal vez querríamos evitar.
Cada vez estoy más convencido de que nuestra única esperanza de salvar nuestro planeta es si comenzamos a tener sentimientos diferentes al respecto: tal vez si nos volvemos a encantar por la asombrosa improbabilidad de la vida; tal vez si sufriésemos arrepentimiento y hasta vergüenza por lo que ya hemos perdido; tal vez si nos sintiéramos emocionados por los desafíos que enfrentamos y lo que aún podría ser posible. Brevemente, necesitamos volver a enamorarnos, pero esta vez de la Naturaleza, de la Civilización y de nuestras esperanzas para el futuro.