Hoy se lanza la canción ‘There Were Bells’, escrita por Brian Eno para una actuación de él y su hermano Roger en el sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO, la Acrópolis en agosto de 2021 (y de donde proviene el video musical). Hacía 45 grados en Atenas el día del concierto con incendios forestales en las afueras de la ciudad, lo que provocó su comentario introductorio: «Pensé, aquí estamos en el lugar de nacimiento de la civilización occidental, probablemente presenciando su final».
‘There Were Bells’ ofrece un conmovedor recordatorio de la emergencia climática actual, un tema que se explora a lo largo del álbum.
Reflexionando sobre el álbum, Brian Eno comenta:
“Como todos los demás, excepto, aparentemente, la mayoría de los gobiernos del mundo, he estado pensando en nuestro futuro precario y limitado, y esta música surgió de esos pensamientos. Tal vez sea más exacto decir que me he estado sintiendo al respecto… y la música surgió de los sentimientos. Aquellos de nosotros que compartimos esos sentimientos somos conscientes de que el mundo está cambiando a un ritmo súper rápido, y que gran parte de él está desapareciendo para siempre… de ahí el título del álbum.
“Estas no son canciones de propaganda para decirte qué creer y cómo actuar. En cambio, son mi propia exploración de mis propios sentimientos. La esperanza es que lo inviten a usted, el oyente, a compartir esas experiencias y exploraciones.
“Me tomó mucho tiempo aceptar la idea de que los artistas somos en realidad comerciantes de sentimientos. Los sentimientos son subjetivos. La ciencia los evita porque son difíciles de cuantificar y comparar. Pero los ‘sentimientos’ son los comienzos de los pensamientos, y también sus acompañantes a largo plazo. Los sentimientos son la reacción de todo el cuerpo, a menudo antes de que el cerebro consciente se haya puesto en marcha, y a menudo con una lente amplia que abarca más de lo que el cerebro es consciente.
“El arte es donde comenzamos a familiarizarnos con esos sentimientos, donde los notamos y aprendemos de ellos, aprendemos lo que nos gusta y lo que no nos gusta, y desde allí comienzan a convertirse en pensamientos procesables. Los niños aprenden a través del juego; los adultos juegan a través del arte. El arte te da el espacio para ‘tener’ sentimientos, pero viene con un interruptor de apagado: puedes cerrar el libro o salir de la galería. El arte es un lugar seguro para experimentar sentimientos, alegres y difíciles. A veces esos sentimientos se refieren a cosas que anhelamos, a veces se refieren a cosas que tal vez querríamos evitar.
“Cada vez estoy más convencido de que nuestra única esperanza de salvar nuestro planeta es si comenzamos a tener sentimientos diferentes al respecto: tal vez si nos volvemos a encantar por la asombrosa improbabilidad de la vida; tal vez si sufriésemos arrepentimiento y hasta vergüenza por lo que ya hemos perdido; tal vez si nos sintiéramos emocionados por los desafíos que enfrentamos y lo que aún podría ser posible. Brevemente, necesitamos volver a enamorarnos, pero esta vez de la Naturaleza, de la Civilización y de nuestras esperanzas para el futuro”.