El actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, buscará la reelección para el mandato 2022-2026 de la décima mayor economía del mundo, junto al exministro de Defensa Braga Netto como compañero de fórmula.
El Partido Liberal oficializó recientemente su candidatura durante una convención nacional en Río de Janeiro. Bolsonaro lidera la nación desde el 2018, cuando venció en segunda vuelta a Fernando Haddad, entonces candidato del Partido de los Trabajadores.
Después de tiempos turbulentos por la pandemia y una crisis económica y social en el país, Bolsonaro promete un «nuevo Brasil, sin pandemia, sin corrupción», en claro ataque a su opositor, Luis Inácio Lula da Silva, quien fue acusado de corrupción y robo, pero que lidera las encuestas con 45 % de las intenciones de voto, en comparación con 36 % de Bolsonaro.
Bolsonaro es un exmilitar que fue elegido regidor de Río de Janeiro en 1989 y dejó el cargo en 1991, cuando comenzó su carrera como diputado federal en Brasilia.
Siete mandatos y 28 años después, Bolsonaro fue elegido como líder de la nación en 2018, con 55 % de los votos. De carácter conservador, es un defensor de los valores cristianos y de la familia.
Desde el inicio de su carrera política, Bolsonaro ha luchado por los derechos de los militares y de la policía. En un artículo publicado en 1986, Bolsonaro criticó los bajos ingresos de los militares de grado inferior. Debido al texto, pasó 15 días preso.
A lo largo de su mandato cambiará una política de derecha, priorizando la economía y defendiendo políticas como el derecho a la tenencia de armas y la privatización de compañías estatales.
Las principales políticas del gobierno de Bolsonaro
La “Reforma da Previdencia” (Reforma de las Pensiones), llevada a cabo por el gobierno de Bolsonaro, fue un hito clave en la economía brasileña.
La Reforma de las Pensiones cambió la edad de jubilación para hombres y mujeres, exigiendo una mayor edad y más años de colaboración en el mercado laboral. Esta medida tiene como objetivo disminuir el déficit entre la distribución de dinero para los pensionistas y la recaudación de estos fondos por la población laboral activa.
De acuerdo con Luis Eduardo Afonso, profesor de la Universidad de São Paulo, “la reforma reduce ese déficit a lo largo del tiempo, pero eso sucede a costa de la reducción de fondos distribuidos”. Es decir, aunque la reforma disminuya el déficit, los pensionistas van a recibir un valor menor del que solían.
El Auxilio Brasil (AB) es un programa social instituido por el gobierno de Bolsonaro y garantiza que las familias en estado de pobreza o extrema pobreza tendrán acceso a un apoyo financiero mensual distribuido por el gobierno.
Al principio del programa, el valor medio del Auxilio Brasil era de R$ 217,18, (39,66 dólares). Hoy, la cantidad ha alcanzado R$400 (73,05 dólares), una diferencia significativa en comparación al Bolsa Familia, el programa del Partido de los Trabajadores (PT), que proporcionó un total de R$178 (32,51 dólares) para familias necesitadas.
Durante la pandemia del Covid-19, Bolsonaro lanzó el Auxilio Emergencial, que distribuía 600 dólares mensuales para los más necesitados.
De acuerdo con el economista Naercio Menezes Filho, “con el Auxilio Emergencia el país consiguió reducir la pobreza, la pobreza extrema, y la desigualdad de renta.”
Como había prometido a lo largo de su campaña, Bolsonaro activó cuatro decretos que flexibilizan el uso y porte de armas en Brasil.
Ahora, los ciudadanos brasileños pueden adquirir seis armas, en lugar de solo cuatro, mientras completan el Certificado de Registro de Arma de Fuego. El gobierno también permite que más profesionales tengan el derecho de comprar armas y municiones controladas por el Ejército. Esas y otras medidas han suavizado el control y facilitado el acceso a armas.
Según el Fórum Brasileño de Seguridad Pública, el uso de armas aumentó un 97,1 % después de la flexibilización de Bolsonaro. Tras los decretos, en 2020 hubo un aumento de un 5 % en la cantidad de muertes violentas en relación con 2019.
El Instituto de Pesquisa Económica Aplicada estima que un aumento del 1 % en el número de armas de fuego que circulan en el país lleva un aumento del 2 % en las tasas de homicidios.
670.000 muertes: Bolsonaro y la pandemia de COVID-19
“Debemos afrontar nuestros problemas, ya basta de frescura y de ‘mimimi’. ¿Hasta cuándo van a permanecer llorando?”, dijo el presidente acerca del COVID-19 en 2021, refiriéndose a la preocupación de la población.
El virus ha dejado más de 670.000 muertes en Brasil.
A lo largo de la pandemia, el presidente actuó varias veces contra las medidas de protección que buscaban prevenir la propagación del virus. Además de promover remedios ineficaces contra el COVID-19, como la cloroquina, Bolsonaro ignoró la oferta de Pfizer de 70 millones de dosis de vacunas.
De acuerdo con Carlos Murillo, gerente de Pfizer en América Latina, el gobierno de Bolsonaro rechazó tres ofertas de la farmacéutica, que buscaba llegar a un acuerdo sobre la entrega de vacunas que podrían haber sido distribuidas en diciembre de 2020, reportó CNN.
Se estima que el atraso en la compra de las vacunas costó un total de 95.000 vidas, según los cálculos del epidemiólogo Pedro Hallal, de acuerdo con la bbc.
Promesas de Bolsonaro
Bolsonaro ha declarado que, si es elegido presidente, va a continuar el proceso de privatización de empresas estatales. El gobierno de Bolsonaro promete privatizar la Petrobras, la principal empresa brasileña dedicada a la exploración y producción de petróleo y gas natural.
Durante la Cumbre del Clima en 2021, Bolsonaro prometió poner a cero las emisiones de carbono en el país para el 2050.
También se comprometió a eliminar la deforestación ilegal para el 2030. La crisis ambiental preocupa a los brasileños ya la comunidad internacional. El Sistema de Alerta de Deforestación (SAD) ha registrado un récord en la deforestación, que en 2022 ha superado los índices de los últimos 15 años.
Al igual que su opositor Lula da Silva, Bolsonaro ha prometido el combustible “más barato del mundo”.
¿Qué piensan los electores de Bolsonaro?
De acuerdo con una pesquisa del Datafolha, los grupos que más rechazan a Bolsonaro son los desempleados (66 %), negros (63 %), estudiantes (62 %) y mujeres (61 %).
A lo largo de su carrera política, Bolsonaro repetidamente ha sido acusado de criticar e insultar a las mujeres, de acuerdo con reportes. El caso más llamativo ocurrió en 2003, cuando declaró que la diputada federal Maria do Rosario no merecía ser violada ya que era “muy fea”.
Sandra Rigatto, profesora universitaria, dijo que se niega a votar por Bolsonaro. “El presidente representa todo lo que nunca apoyé”, dijo.
Rigatto dijo que “Bolsonaro dejó de organizar políticas públicas sociales, como la demarcación de tierras indígenas y quilombolas debido a los intereses del agronegocio”.
Durante el gobierno de Bolsonaro, fue implementada una política de “cero demarcaciones”. Al principio de su mandato, el presidente había declarado que no “habría más demarcaciones de tierras indígenas”, pero en los dos primeros años las invasiones indígenas aumentaron 137 %, de acuerdo con la pesquisa del Consejo Indigenista Missionário. Solo en 2020, fueron registrados 263 casos de “invasiones posesorias, exploración ilegal de recursos y daños al patrimonio”.
Rigatto reconoce que el auxilio de emergencia de $600 distribuido a los más pobres por el gobierno de Bolsonaro a lo largo de la pandemia fue de extrema importancia para la reducción de la desigualdad económica en el país.
De acuerdo con las pesquisas, Bolsonaro y Lula van a competir por la presidencia en la segunda vuelta de las elecciones.
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