“Los jóvenes y personas de todos los estratos sociales de Bangladesh y de todo el país salieron a las calles para celebrar”, señaló la Coordinadora Residente de la ONU, Gwyn Lewis.
Algunas de las celebraciones tras la dimisión de la Primera Ministra Sheikh Hasina tomaron un cariz violento, dando lugar a escenas de destrucción, vandalismo, ataques contra comisarías de policía y asesinatos de agentes de policía considerados aliados del gobierno.
Derramamiento de sangre reciente
Más de 300 civiles murieron y más de 20.000 resultaron heridos en protestas lideradas por estudiantes durante las últimas semanas, lo que convierte el derramamiento de sangre en uno de los peores jamás presenciados en Bangladesh.
Los disturbios comenzaron en julio con protestas de estudiantes contra las cuotas para los funcionarios públicos. Aunque el plan fue retirado, las protestas estallaron de nuevo la semana pasada, con la exigencia clave de que el Primer Ministro dimitiera y que los responsables de la violenta represión de las manifestaciones rindieran cuentas.
La Sra. Hasina estaba en el poder desde enero de 2009, tras haber dirigido el país entre 1996 y 2001.
El martes por la mañana volvió a reinar una relativa calma en el país, pero la situación sigue siendo incierta hasta que se forme un gobierno de transición, según el coordinador residente. Los medios de comunicación apuntan a que Muhammad Yunus encabezará el gobierno provisional.
¿Qué provocó las protestas?
Cuando se le preguntó cómo las protestas llevaron a las demandas de destitución del Primer Ministro, la Sra. Lewis respondió que «es responsabilidad de todos nosotros recordar que se celebraron elecciones muy controvertidas». [in January] “Y realmente había un sentimiento muy fuerte en el país de que esas elecciones no fueron libres ni justas”.
Esta frustración política se vio exacerbada debido al aumento de los precios de los alimentos y el combustible, lo que llevó a más bangladesíes marginados a caer aún más en la pobreza, dijo el Coordinador Residente.
Los jóvenes se vieron especialmente afectados cuando el gobierno anunció en junio una orden judicial relativa a las cuotas de empleo en el servicio público que favorecían a aquellos considerados élite, lo que dificultaba que los dos millones de jóvenes bangladesíes que entran en la fuerza laboral cada año encontraran trabajo.
Aunque el plan fue retirado, las protestas en su contra se fusionaron con pedidos de renuncia del Primer Ministro, quien fue acusado de no escuchar sus preocupaciones.
Muchos civiles de diferentes sectores de la sociedad se unieron a las protestas “pidiendo un cambio y ese fue el cambio que no pudieron ver durante las elecciones de diciembre”, afirmó Lewis.
Esperanza para el futuro
A pesar del caos de las últimas semanas, la Sra. Lewis calificó el estado de ánimo en el país como “de esperanza”.
«Si y cuando este Gobierno de transición se forme y se escuchen las voces de los jóvenes del país, creo que realmente podremos dar forma y avanzar para continuar la trayectoria de desarrollo positivo», agregó, destacando el progreso de Bangladesh hacia el logro de sus objetivos. Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
“Es realmente un momento de encrucijada para Bangladesh, y tenemos mucha esperanza de que esto se convierta en algo muy positivo que podamos aprovechar para nuestros colegas bangladesíes y para el pueblo de Bangladesh”, concluyó el Coordinador Residente de la ONU.