La 59ª edición de la Bienal de Veneciauno de los mayores eventos culturales del año, comienza el 23 de abril.
Foto de Naturpuur (recortada). Bajo la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International.
Él bienal di veneciaque con sus más de un siglo de historia a veces se denomina “las Olimpiadas de las Artes”, celebra su 59 edición con un año de retraso, ya que la edición prevista para 2021 tuvo que posponerse debido a la pandemia del COVID-19. La gran exposición internacional, que podrá visitarse hasta el próximo 27 de noviembre, reúne 213 artistas de 58 países diferentes; y exhibe un total de 1.433 obras de artet.
Esta edición lleva por título “La leche de los sueños”, en referencia al título de un libro del artista anglo-mexicano Leonora Carrington (1917-2011), uno de los últimos representantes del surrealismo. El libro, en palabras de Cecilia Alemanícuradora de la Bienal, “describe un mundo mágico donde la vida se vuelve a imaginar constantemente a través del prisma de la imaginación. Es un mundo donde todos pueden cambiar, transformarse, convertirse en algo o en alguien más; un mundo liberado, rebosante de posibilidades. Pero también es la alegoría de un siglo que impuso una presión intolerable sobre la definición misma del yo, obligando a Carrington a una vida de exilio..”
Esta edición de la Bienal está organizada en torno a tres áreas temáticas principales: uno dedicado a la representación de los cuerpos y sus metamorfosis; otro que estudia el relación entre los individuos y las tecnologías; y una tercera dedicada a la conexión entre los cuerpos y la tierra. En palabras de Roberto Cicutto, presidente de la Bienal, “La Exposición de Cecilia Alemani imagina nuevas armonías, convivencias hasta ahora impensables y soluciones sorprendentes, precisamente porque se alejan del antropocentrismo.”
Como no podía ser de otra manera debido a los acontecimientos de los últimos dos meses, la Bienal no está exenta de polémica. Una semana después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, la dirección de la Bienal confirmó que tanto el director del Pabellón Ruso como los artistas que iban a representar a Rusia en la exposición habían dimitido de sus cargos, en solidaridad con el pueblo de Ucrania, cancelando así la representación de Rusia en la Bienal. Poco después, la Bienal anunció que no permitiría la participación de artistas o instituciones afines al gobierno ruso, aunque abrió la puerta a la participación de artistas o instituciones opuestas al régimen de Putin.