Fragmentos de un par colosal de esfinges de piedra caliza fueron desenterrados en el antiguo templo egipcio de Amenhotep III en el oeste de Luxor. Un equipo de investigadores germano-egipcios, dirigido por el arqueólogo Hourig Sourouzian, descubrió los artefactos medio sumergidos en agua durante la restauración del templo funerario del faraón y los Colosos de Memnon, dos estatuas monumentales a su semejanza.
Las esfinges miden alrededor de 26 pies de largo y probablemente representen al antiguo gobernante vestido con un tocado en forma de mangosta, una barba real y un collar ancho. Una restauración de la piedra caliza reveló «el amado de Amun-Re» en el pecho de la esfinge, según al Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.
También se descubrieron en el sitio tres estatuas casi intactas de la diosa Sekhmet, la defensora con forma de león del dios Sol Ra, y los restos de una gran sala con pilares. Todavía se pueden leer en sus paredes de piedra arenisca una serie de imágenes que representan el jubileo real, o heb-sed, un antiguo festival egipcio que reconocía y renovaba el derecho del rey a gobernar.
El festival se celebraba tradicionalmente en el trigésimo año del reinado del faraón, aunque la mayoría moría antes de la ocasión. Amenhotep III, que gobernó entre 1390 y 1353 a. C. en la XVIII Dinastía, fue uno de los pocos que sobrevivieron para organizar la fiesta, y los eruditos creen que su heb-sed fue el más elaborado de la historia. En un comunicado, Sourouzian destacó la importancia del descubrimiento, ya que las esfinges confirman la ubicación del inicio del camino de la procesión, un sitio crítico para ceremonias y festividades.
El reinado mayormente pacífico de Amenhotep III estuvo marcado por un prolífico programa de construcción en Tebas (actualmente Luxor), la capital del antiguo imperio egipcio. Esto incluía los Colosos de Memnon, un complejo palaciego en Malkata y un puerto artificial que unía la ciudad con el Nilo. También ordenó la construcción de un gran templo en Soleb en Nubia.