La creciente crispación social quedó en evidencia este jueves en Argentina cuando organizaciones peronistas y de izquierda tomaron las calles de la capital en reclamo de más ayuda estatal para contrarrestar la inflación.
Varias agrupaciones cortaron distintos puntos de Buenos Aires para luego marchar por las principales avenidas en largas columnas hacia la Plaza de Mayo, donde se encuentra la casa de gobierno. Allí tenían previsto quedarse varias horas para plantear sus demandas.
Los militantes de estas organizaciones, que vienen multiplicando sus protestas desde hace meses, exigen un bono especial de unos 20.000 pesos (unos 148 dólares) para hacer frente a la incesante subida de los precios.
También piden un incremento del salario mínimo y la mejora de los programas laborales del Estado para que garanticen más empleos, mejores remunerados y con los mismos derechos laborales de los que gozan las personas ocupadas en el sector formal.
Asimismo los manifestantes solicitaron un encuentro con la ministra de Economía, Silvina Batakis, cuya reciente llegada al gobierno ven con recelo al considerar que utilizar el ajuste exigido por el Fondo Monetario Internacional en el marco del acuerdo firmado en marzo para refinanciar una deuda de 45.000 millones de dolares.
Sebastián Martino, referente de Barrios de Pie Libres del Sur y quien marchaba en una de las columnas con una pancarta que rezaba “Derrotemos el ajuste”, dijo a punto de acceso que el malestar social se está agudizando “gravemente” por el alza de los precios, sobre todo de alimentos, “la falta de trabajo y porque no llegamos a fin de mes”.
El militante se lamentó de que las medidas que ha anunciado la ministra de Economía apuntan a un recorte del gasto público en lugar de asegurar más ayuda estatal para quienes la requieren. “Nos dio un mensaje: que el ajuste es para el pueblo, para los maestros, para los médicos”.
La inflación fue de 5,3% en junio y la acumulada en el primer semestre del año alcanzó 36,2 %. Los economistas estiman que a fin de año llegará a por lo menos 80%.
El gobierno del presidente peronista Alberto Fernández no encuentra la forma de frenar el alza de los precios, que en parte se ha acelerado por la guerra de Rusia y Ucrania. Argentina es el segundo país de América latina con más inflación después de Venezuela, lo que está golpeando con dureza a cerca del 40% de la población sumergida en la pobreza.
Hasta ahora los controles de precios aplicados de forma reiterada por el gobierno en alimentos y otros artículos necesarios no han surtido efecto, lo que el oficialismo atribuye en gran parte a maniobras especulativas.
La portavoz gubernamental Gabriela Cerruti dijo que la ministra de Economía “está trabajando con los empresarios para reconstituir la cadena de formación de precios” y reclamó a los especuladores, a los que no identificó, que “no jueguen con la mesa de los argentinos”.
Los dirigentes de las organizaciones sostienen que familias enteras y personas que trabajan acuden a alimentarse a los comedores populares, que se han multiplicado.
“No les alcanza para llegar a fin de mes… Por eso es necesario que estemos en la calle. Y si (el gobierno) sigue con su plan, no vamos a salir de la calle”, sostuvo Vilma Ibarra, dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores, quien también participó en la movilización a Plaza de Mayo.
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