Para comprender esta misteriosa canción de Pratt, hay que someterse a su lógica onírica. Ella es una de los pocos compositores que, creo, prefiere el verso al estribillo. No hay liberación de tensión ni cumplimiento de una promesa cuando llega a algo parecido a un coro. En cambio, sus estribillos te hacen girar suavemente y te llevan de regreso al verso, donde las melodías vocales de Pratt brincan y dan vueltas por el espacio. El timbre de su voz se asemeja a un saxofón entrecortado, como una genial melodía de bossa nova de Paul Desmond. Es agudo y preciso, lánguido y sorprendentemente técnico. Nadie podría simplemente cantar la melodía del verso de “Get Your Head Out”, ¿verdad? Puedes escuchar cuán considerada es cada nota, cada una cantada con su propia interpretación única de las vocales americanas.
Uno de mis momentos favoritos en el catálogo de Pratt está en la canción “Jacquelyn en el fondo”, de 2015 Sobre tu propio amor otra vez, donde suena como si estuviera desafinando increíblemente su guitarra mientras la toca. Este sonido derretido fue un momento inquietante de engaño para una artista cuya crudeza elemental era parte integrante de su dibujo. Hay un uso más sutil de efectos de postproducción en el momento vertiginosamente obtuso de “Empires Never Know”, una rara canción dirigida por piano que presenta algún efecto de enmascaramiento en las voces. Sólo lo escuchas durante unos segundos, pero es crucial. Como el reciente disco pop hipnogógico de Motown de Cindy Lee, Jubileo de Diamante, el camino Aquí en el campo utiliza el estudio para doblar y abstraer los instrumentos, lo que hace que suene más como una transmisión que como una grabación. Estos álbumes parecen transmitidos desde muy lejos, o desde hace mucho tiempo, de modo que esta distancia imaginada que recorre la música hace que cada canción parezca mucho más grande e importante que si se hubiera producido como un concierto de Tiny Desk.
“Empires Never Know” también se convierte en lo más parecido a una canción principal cuando Pratt canta: “Nunca fui lo que me llamaban en la oscuridad”, si tomamos que el “tono” del título significa oscuridad y no alquitrán negro. La sintaxis de esa línea es típica de la canción de Pratt. Utiliza tiempos impares y gramática condicional para comentar sobre el pasado o presagiar el futuro. Estas líneas surgen como acertijos y pensamientos a medias: «Solía desear lo que tu desolación no había logrado» o «Pronto sabré lo que queda» o «Sólo ha durado un tiempo». El narrador de Pratt indaga constantemente sobre estados emocionales, buscando por todas partes la frase adecuada para evocar un sentimiento que es difícil de nombrar. Este desplazamiento temporal y la escritura imaginativa hacen Aquí en el campo Al principio se siente vaporoso, pero pronto se convierte en su propio lenguaje paralizante, un imán que hace que tu brújula interna se vuelva loca.