Hablando sobre la canción, Gerber dice: “Esta canción se escribió sola en medio de una temporada de incendios realmente devastadora en Los Ángeles. Estuve pensando mucho sobre las fuerzas opuestas del deseo y la negación, todas las diferentes formas en que consumimos y restringimos como individuos y como cultura. He pasado gran parte de mi vida vacilando entre estas polaridades, haciéndome pequeño física y espiritualmente. No siempre he tenido la capacidad de criticar ese impulso en mí mismo, pero me sentí bien al hacerlo aquí».
Al comentar sobre el video, agrega: “Esta canción tiene letras pesadas, así que sabía que quería que el video se burlara un poco de sí mismo. Todo lo que le dije a Vivian (la directora, quien, que se sepa, se graduó de la escuela secundaria menos de un mes después de que filmamos) fue que quería que me empujaran pastel en la cara en algún momento. A partir de ahí, se le ocurrió este diseño y concepto de escenografía absurdamente impresionantes. Todos en el equipo pusieron mucho corazón en ello. Nunca me había reído tanto en el set”.