Del 5 de octubre de 2022 al 16 de enero de 2023, el Centro Pompidou presenta “Alicia Neel. Un ojo comprometido”, una exposición de la obra de uno de los grandes retratistas de la pintura americana moderna.
Fuente: Centro Pompidou · Alice Neel, “Chica marxista (Irene Peslikas)”, 1972 Óleo sobre lienzo / 151,8 × 106,7 cm Daryl y Steven Roth © The Estate of Alice Neel Cortesía de The Estate of Alice Neel, David Zwirner y Victoria Miro, Londres/Venecia
A lo largo de su carrera, Alicia Neel (1900-1984) se interesó por los marginados de la sociedad, los olvidados, los marginado. Y esta idea se puede aplicar no sólo a sus retratos, sino también al estilo elegido por la pintora, fiel a figuración en un momento en que la abstracción dominaba la escena artística estadounidense. La exposición del Centro Pompidou incluye algunos 75 pinturas y dibujos de la artista, relativamente ignorada en vida pero que en los últimos años ha cimentado su reputación como una de las retratistas más importantes del siglo XX.
El Pompidou explica que “A lo largo de su vida, Alice Neel pintó individuos marginados, aquellos que estaban relegados a los márgenes de la sociedad americana, por su origen, color de piel, excentricidad, orientación sexual o su activismo político radical. A medida que se hizo más conocida en la década de 1960, Alice Neel amplió el espectro de sus modelos para incluir a las de entornos más privilegiados, pero siempre se mantuvo fiel a sus convicciones. Unas semanas antes de su muerte, la pintora afirmó: “En la política y en la vida siempre me gustaron los perdedores, los desvalidos. Había un olor a éxito que no me gusta’“.
La exposición también se centra en Alice Neel como icono feminista, explicando que Neel “pintó muchas mujeres, particularmente desnudos femeninos, muy alejados de las representaciones tradicionales de mujeres como objetos de la mirada masculina, y representaciones poco sentimentales de desnudos femeninos embarazadas. Incluso llegó a retratar a una víctima de violencia doméstica. (…) Como residente de barrios multiétnicos de clase trabajadora, primero Greenwich Village y luego Spanish Harlem, Alice Neel, una madre soltera que vivía de la asistencia social, se sentía cercana a sus modelos con quienes buscaba identificarse. Su compromiso nunca fue abstracto: fue moldeado por experiencias reales. No le interesaba pintar una historia sin el filtro de la intimidad cercana. Como la lente de una cámara, Alice Neel trajo a nuestro campo de visión a aquellos que habían permanecido en las sombras durante mucho tiempo y habían sido ignorados por la sociedad. Este fue su primer acto político. El segundo fue su elección del encuadre que revela una frontalidad impactante. La artista nos sitúa directamente frente a sus modelos. Con gran potencia visual, Alice Neel nos las impone: ¡míralas!”