El alcalde ultraconservador de Lima cerró un museo dedicado a la tolerancia en medio de una lucha ideológica sobre cómo recordar la historia violenta de Perú.
El museo, conocido como el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (Lum), fue inaugurado en 2015 para conmemorar a las miles de personas que murieron en los brutales enfrentamientos entre el gobierno y la guerrilla durante las décadas de 1980 y 1990. Se alentó a los visitantes a utilizar el espacio como un foro para comprender mejor el conflicto y reparar las animosidades persistentes.
Lum fue administrado por el Ministerio de Cultura de Perú y ha recibido a unos 60.000 visitantes al año.
El alcalde conservador de Lima, Rafael López Aliaga, ha liderado en los últimos años una agresiva campaña de desinformación sobre las atrocidades que está cobrando fuerza en Perú, para alarma de los activistas de derechos humanos. Él y sus seguidores han negado con vehemencia las matanzas masivas cometidas tanto por el ejército peruano como por el grupo guerrillero maoísta Sendero Luminoso. El gobierno de la ciudad afirmó que el cierre abrupto del museo fue consecuencia de su incumplimiento de las normas de seguridad municipales.
López Aliaga, miembro del grupo católico conservador Opus Dei y fundador del partido de extrema derecha Renovación Nacional, ha denunciado abiertamente el museo desde su apertura. Lo ha llamado una «ofensa a la nación» que vende una «narrativa falsa» de la guerra, que se cobró más de 70.000 personas, según el Perú. comisión de la verdad y reconciliación. Es el conflicto más sangriento de la historia peruana moderna. El museo estaba en el municipio de Miraflores, región administrada por un miembro del partido político de López Aliaga.
El anuncio del cierre de Lum se produjo el mismo día en que Amnistía Internacional iba a presentar en el museo una investigación condenatoria sobre el uso reiterado de “fuerza letal y excesiva” por parte de la policía contra manifestantes civiles. Perú ha estado sumido en la agitación política desde diciembre pasado, cuando el expresidente Pedro Castillo dio un golpe de estado después de no poder disolver el congreso de Perú.
“La memoria histórica es un valor fundamental de todas las democracias”, la Unión Europea en Perú tuiteó la semana pasada, elogiando el museo como un lugar donde los ciudadanos podían “informarse y reflexionar sobre lo que sufrió el Perú, para que nunca más se repita”.