El presidente de Senegal, Macky Sall, dice que es extremadamente preocupante que África se esté convirtiendo en un epicentro del terrorismo.
Sall se dirigía al foro de Dakar sobre Paz y Seguridad en África, el evento anual que reúne a presidentes, ministros, diplomáticos y otros socios internacionales para discutir cómo mejorar las medidas de seguridad de África.
El presidente senegalés dice que el terrorismo es un desafío global y África ha pagado un alto precio por el fenómeno.
Sall, quien también es presidente de la Unión Africana (UA), dice que el foro de paz y seguridad llega en un momento sombrío cuando el mundo sufre por el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Mientras tanto, el presidente angoleño, Joao Lourenco, dice que la guerra en Etiopía en la región de Tigray no debe olvidarse.
También dio una actualización sobre el conflicto de Ruanda en la República Democrática del Congo (RDC).
El líder angoleño ha hecho un llamado a la paz en las partes del norte de Mozambique mientras la Comunidad de Desarrollo de África Meridional (SADC) lucha contra el terrorismo allí.
La paz y la seguridad en África bajo los reflectores en Dakar
Los negociadores del gobierno etíope y las fuerzas regionales de Tigray debían reunirse en la capital sudafricana, Pretoria, para las primeras conversaciones formales de paz desde que estalló la guerra hace dos años.
Las conversaciones se producen después de que el ejército etíope y sus aliados, que incluyen tropas de la vecina Eritrea, capturaron varias ciudades grandes en Tigray, una región en el norte de Etiopía, durante la semana pasada.
La situación sobre el terreno parecía poner al gobierno en una posición más fuerte que sus oponentes al entrar en las conversaciones, aunque estaba bajo la presión de potencias extranjeras, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, para detener su ofensiva.
La guerra se deriva de una lucha de poder entre el gobierno federal y las autoridades de Tigray, que dominaron una coalición que gobernó Etiopía durante casi tres décadas hasta que perdieron el control del poder en 2018.
El conflicto ha matado a miles, ha desplazado a millones y ha dejado a cientos de miles al borde de la hambruna.
También ha desestabilizado aún más la siempre volátil región del Cuerno de África y ha complicado las relaciones diplomáticas de Etiopía con los aliados occidentales, que han pedido un alto el fuego.
Las conversaciones, mediadas por la Unión Africana, estuvieron envueltas en secreto. Fuentes de ambas partes dieron información contradictoria sobre cuándo comenzarían las reuniones cara a cara y la Unión Africana se negó a responder preguntas de los medios.
Sudáfrica acoge el proceso de paz liderado por la UA para Etiopía