Tras la toma del poder por parte de los talibanes en agosto pasado, las agencias de la ONU y sus socios permanecieron en Afganistán, brindando ayuda a casi 23 millones de personaso casi el 94 por ciento de todos los que requieren apoyo.
Los trabajadores humanitarios ampliaron sus operaciones para llegar a las comunidades de las 34 provincias, y su trabajo salvó vidas e incluso evitó con éxito una hambruna el invierno pasado.
Una ‘realidad trágica’
Las asignaciones de dos fondos humanitarios de la ONU también desempeñaron un papel fundamental en la prevención del colapso de los sectores de la salud y la educación al garantizar que se siga pagando a los trabajadores esenciales.
Sin embargo, incluso con esta respuesta masiva, la escala de las necesidades supera con creces la capacidad de los socios de ayuda para satisfacerlasel Coordinador Humanitario de la ONU para Afganistán, Dr. Ramiz Alakbarov, dijo el jueves.
Hizo hincapié en que esta «trágica realidad» continuará a menos que se restablezca una economía y un sistema bancario que funcionen, las niñas puedan oficialmente regresar a la escuela y las mujeres y las niñas puedan participar de manera significativa y segura en todos los aspectos de la vida social, política y económica, incluidos trabajo humanitario.
Múltiples ‘banderas rojas’
“La historia nos ha demostrado una y otra vez que ignoramos las banderas rojas de hoy a riesgo de mañana”, dijo Alakbarov en un comunicado.
“Y en Afganistán hoy, las banderas rojas son múltiples y diversas – desde proyecciones climáticas devastadoras hasta una economía que pende de un hilo y restricciones crecientes sobre mujeres y niñas que las excluyen de la sociedad”.
La acción humanitaria ha sido esencial para mantener con vida al pueblo afgano, mantener los servicios básicos y apuntalar la economía en un momento en que no había alternativas disponibles.
Unos 7,7 millones de ciudadanos, incluidos tres millones de mujeres y niñas, han recibido apoyo sanitario este año, lo que ha contribuido a reducir el exceso de muertes maternas, neonatales e infantiles.
Se ha brindado asistencia humanitaria adicional en forma de efectivo de emergencia para cubrir necesidades como alimentos, vivienda, protección y salud, y también efectivo por trabajo y apoyo a los medios de subsistencia, inyectando así la liquidez que tanto necesita la economía.
‘Pobreza de esperanza’
Sin embargo, OCAH advirtió que el futuro parece cada vez más sombrío en ausencia de esfuerzos concertados para abordar los factores estructurales de necesidad y vulnerabilidad.
Hoy, aproximadamente 25 millones de afganos viven en la pobreza. Además, es posible que se pierdan hasta 900 000 puestos de trabajo este año, ya que las empresas luchan por mantenerse a flote y las mujeres y las niñas siguen excluidas de la escuela secundaria y de la economía formal.
El Sr. Alakbarov pidió un mayor compromiso para satisfacer las necesidades vitales y apoyar a las comunidades vulnerables.
“La gente en Afganistán ha experimentado durante mucho tiempo la pobreza financiera, pero ahora están cada vez más condenados a una vida llena de pobreza de esperanza y de aspiración. No podemos permitir que esto suceda”, dijo.