Sobre el papel, hay cosas más emocionantes que un álbum conceptual sobre ser jodido por un sistema burocrático roto. Sin embargo, en el álbum debut del rapero del norte de Londres Jeshi Crédito Universal (llamado así por la provisión de asistencia social del Reino Unido), sostiene la grabadora justo al receptor para que pueda caminar con él a través de las opciones del menú del centro de llamadas. El disco se trata de ser molido y luego salir. Es un sucesor espiritual de la primera producción de Mike Skinner como The Streets que sirve como complemento de la narración de la verdad más reciente de slowthai, y contiene momentos en los que Jeshi alcanza las alturas emocionantes de estos dos artistas.
El álbum llega durante la peor crisis del costo de vida del Reino Unido desde la década de 1950, y pocos días después de que el Ministro de Hacienda se convirtiera en el primer político de primera línea en ser nombrado en el tiempo de domingo Lista rica. El momento exacto de estos eventos puede ser una coincidencia, pero aun así agregan una conmovedora y presciencia adicional a las amargas letras de Jeshi. El estribillo repetido de «Generation no hope» en «Generation» viene con más fuerza, y las frustraciones aplastantes de la parodia de apertura pican mucho más.
Jeshi expone en detalle cuál es el costo de una existencia precaria, explicando en profundidad lo que se siente cuando el gobierno usa tu propia pobreza como un palo para golpearte. “Hit By A Train” captura la depresión depresiva que es la vida en el paro, y Jeshi describe un ritual de automedicación lleno de comida barata y malas drogas. «Aquí de nuevo, todos los fines de semana es lo mismo, un bucle en la repetición», escupe sobre las patadas saltarinas y los aplausos agudos de «Sick». Escribe estribillos cíclicos que contienen las mismas escenas repitiéndose una y otra vez —como la televisión diurna que llena sus días en “Lotería Nacional”— en una línea de tiempo que se colapsa constantemente sobre sí misma.
Todo esto podría ser una escucha miserable en manos inferiores, pero Jeshi captura las pequeñas alegrías de la vida, así como sus múltiples indignidades. Los pianos tambaleantes de “Killing Me Slowly” son la banda sonora de una historia de emborracharse irremediablemente; “Another Cigarette” reproduce con éxito la sensación de un giro de cabeza borracho, y las travesuras nocturnas de “3210” tienen como banda sonora un sedoso house shuffle. Sin embargo, una pizca de humor podría haber ayudado aquí y allá.
Gran Bretaña, a lo largo de las décadas, ha asumido los ataques a los beneficios como una especie de deporte nacional sombrío. Los reclamantes de asistencia social han desfilado en programas de televisión como Calle Beneficios; los llamados scroungers se burlan con facilidad de los tabloides punzantes. El relato de Jeshi, contado de manera más ingeniosa, le da la vuelta a esa tradición. En Crédito Universalofrece relatos pesimistas que invitan a la empatía y que merecen, más que nada, ser escuchados.