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Un equipo de neurocientíficos quedó «realmente sorprendido» por los resultados de un experimento de edición de genes en hámsters.
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El equipo esperaba que la eliminación de la actividad de la vasopresina hiciera que los hámsteres se comportaran de manera más pacífica.
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En cambio, los hámsteres editados genéticamente mostraron «altos niveles» de agresión.
Un equipo de investigadores de neurociencia quedó «realmente sorprendido» después de que un experimento de edición de genes creara inesperadamente hámsters hiperagresivos, según un comunicado de Universidad Estatal de Georgia (GSU).
La investigación de la GSU, publicada en Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS)se dispuso a averiguar más sobre la biología detrás del comportamiento social de los mamíferos.
Los científicos utilizaron hámsters sirios y CRISPR-Cas9 — una tecnología revolucionaria que hace posible activar o desactivar genes en las células. La tecnología eliminó un receptor de vasopresina, una hormona asociada con agresividad aumentada.
Los científicos anticiparon que hacerlo alteraría «drásticamente» el comportamiento social de los hámsteres sirios, haciéndolos más pacíficos. Cambió su comportamiento, pero no como esperaban.
«Nos sorprendieron mucho los resultados», dijo el autor principal del estudio, el profesor de GSU H. Elliott Albers, en el comunicado de la universidad.
«Anticipamos que si eliminábamos la actividad de la vasopresina, reduciríamos tanto la agresión como la comunicación social», continuó Albers. «Pero sucedió lo contrario».
Los hámsteres sin el receptor mostraron «altos niveles de agresión» hacia los hámsteres del mismo sexo en comparación con sus contrapartes con los receptores intactos, según el estudio.
«Esto sugiere una conclusión sorprendente», dijo Albers, según el comunicado. «Aunque sabemos que la vasopresina aumenta los comportamientos sociales al actuar en varias regiones del cerebro, es posible que los efectos más globales del receptor Avpr1a sean inhibidores».
Los «hallazgos contraintuitivos» muestran que los científicos «no entienden este sistema tan bien como pensábamos», dijo Albers.
Desarrollar hámsteres editados genéticamente «no fue fácil», continuó Albers. Agregó que una mejor comprensión del papel de la vasopresina en el comportamiento social es vital para ayudar a los científicos a identificar nuevas estrategias de tratamiento para los trastornos psiquiátricos en humanos, que van desde el autismo hasta la depresión.
Lea el artículo original en Business Insider