En este diminuto y simbólico bar de la ciudad de Nueva York celebró otra musa del proyecto: las vacaciones que pasó en la costa oeste de Puerto Rico cuando era niño. Las gratificantes transiciones del álbum ilustran un verano en el caribe—lo que se siente estar en esas playas, las frases coloquiales y los dialectos del Caribe de habla hispana. El sonido de las gaviotas en la transición de pista a pista entre “Agosto” y “Callaita” evoca a la perfección la textura y el ambiente de la playa. Con un eclecticismo deslumbrante, Bad Bunny toca el nu-disco, la psicodelia, el electro-pop y el house en canciones basadas en el reggaetón como “Party” con Rauw Alejandro, “Tarot” con Jhay Cortez y uno de sus temas más políticos, “El Apagón.” La segunda mitad trae una gran cantidad de colaboraciones inesperadas: en “Ojitos Lindos” y “Otro Atardecer”, respectivamente, el grupo colombiano de cumbia-electro Bomba Estéreo y la banda de indie-pop The Marías se adaptan a la perfección al mundo del proyecto.
El lado B también sirve como un discurso melódico sobre el sustento puertorriqueño. El dúo puertorriqueño Buscabulla se une para “Andrea”, una canción indie-pop que toca el feminicidio y la violencia de género. “El Apagón” (“The Blackout”) es un dedo medio para aquellos que privatizan la red eléctrica y las playas de la isla, fomentando el desplazamiento y la gentrificación de comunidades en Puerto Rico, la la colonia mas antigua del mundo. “Que se vayan ellos/Lo que me pertenece a mí/Se lo quedan ellos” (Déjalos ir/Lo que me pertenece/Se lo quedarán), canta la novia de Bad Bunny, Gabriela Berlingeri, en el outro. “Esta es mi tierra” (esta es mi tierra). El ritmo inicial de la canción es el pulso de la bomba, un género creado por los africanos esclavizados para preservar la tradición que hoy simboliza la resistencia y la liberación.
La verdad es que el perreo, el gimotear de cintura y el menear el culo son formas de protesta y expresión, y se activan por igual a lo largo del disco. Mientras que el lado B se siente diseñado para lloriquear y pensar profundamente, el lado A marca la pauta para teteos, comidas al aire libre y fiestas en la playa, manteniendo la cultura del reggaetón a la vanguardia con apariciones de leyendas nativas como Tony Dize en «La Corriente» y Chencho Corleone de Plan B en “Me Porto Bonito”. Una gran parte de las influencias de la producción pertenecen a la República Dominicana, aunque los artistas dominicanos reales brillan por su ausencia. “Después de la Playa”, que abre con sintetizadores que hacen la transición a un mambo dominicano en poco más de un minuto, es una de las únicas canciones que acreditan a un artista dominicano por su nombre: Contra una base de güira, tambora y piano, tú escuche, “Estoy aquí con el Apechao”, una referencia a Dahian el Apechao, un instrumentista, cantante y compositor con una impresionante historia de colaboración con artistas de mambo y reggaetón por igual. La falta de representación visible de más artistas negros dominicanos en un álbum tan endeudado con su influencia se siente como una oportunidad perdida.