José Luis Cortés, un músico cubano que con su popular banda, NG La Banda, ayudó a establecer el animado género de música conocido como timba y difundió el sonido con álbumes muy respetados y divertidos espectáculos que hicieron bailar a los asistentes al concierto en las arenas y luego en el calles, murió el 18 de abril en La Habana. Tenía 70 años.
El Instituto Cubano de la Música publicó la noticia de su muerte el su pagina de facebook y dijo que la causa fue “un accidente encefálico hemorrágico”. La publicación lo llamó “una de las figuras más importantes de la música cubana contemporánea”.
El Sr. Cortés, un flautista egresado de la Escuela Nacional de Arte, fue una figura admirada en la música cubana durante décadas, aunque recientemente había sido objeto de acusaciones de abuso por parte de un ex vocalista de su banda. Aportó una combinación de maestría musical y talento para el espectáculo a la música callejera de Cuba cuando fundó NG La Banda en 1988. Anteriormente había tocado en Los Van Van, la famosa banda de baile de Juan Formell, e Irakere, el género del pianista Chucho Valdés. grupo de jugadores virtuosos a horcajadas.
Se basó en esas influencias como líder de NG La Banda, un gran conjunto parcial a las canciones bailables.
“La mejor manera de entender su estilo es que trajo a la música bailable la complejidad del jazz de las grandes bandas”, Raúl A. Fernández, profesor emérito de Estudios Chicanos y Latinos en la Universidad de California, Irvine, y autor de libros que incluyen “ De los ritmos afrocubanos al jazz latino” (2006), dicho por correo electrónico.
El “NG” significaba Nueva Generación, y la banda estaba dirigida a un público joven, con percusión impulsiva, letras callejeras y una sección de metales conocida como “los metales del terror”.
“Hay poder puro en esos cuernos aterradores, y en el canto contundente y nasal, pero sofisticación en los arreglos y audacia rítmica”, escribió The Miami Herald en 1992, evaluando “En La Calle” (“On the Street”), un álbum que solidificó la reputación del grupo. “Música de fiesta densa, emocionante y bailable”.
Ese disco incluía “La Expresiva”, una canción que, como dijo el profesor Fernández, “rendía homenaje a los barrios de La Habana”, que es donde resonó particularmente la música de la banda. Ese sonido primero se llamó salsa cubana pero pronto tuvo su propio nombre, timba. El profesor Fernández y Anita Casavantes Bradford describieron la música en un artículo académico, «La segunda edad de oro de la música popular en Cuba, 1989-2005».
“Rápida, ruidosa y caracterizada por sus múltiples ritmos superpuestos y líneas de bajo profundas y retumbantes”, escribieron, “la timba también era reconocible por su percusión insistente y patrones de viento densos y de notas apresuradas”.
Es, agregaron, “un estilo de música altamente técnico, y mantenerse firme en una orquesta de timba, especialmente en la sección de trompetas o ‘metales’, sigue siendo un logro del que solo pueden presumir los músicos más rigurosamente entrenados y disciplinados”.
El sonido que el Sr. Cortés y sus músicos perfeccionaron, escribió en 1994 el periódico en español de Florida El Nuevo Herald, “ha insuflado nueva vida a la música bailable, estimulando los sentidos del oyente mientras desafía a los que se aventuran en la pista de baile”.
José Luis Cortés nació el 5 de octubre de 1951 en Villa Clara, Cuba. Su educación musical, dijo, enfatizó la música clásica y el jazz.
“No se podía tocar música popular cubana en la escuela”, dijo en una entrevista de 1998 con The Miami Herald.
Pasó la década de 1970 en Los Van Van, que estaba abriendo nuevos caminos al incorporar elementos de funk y rock en la música bailable cubana convencional. Durante gran parte de la década de 1980 estuvo en Irakere, un grupo influyente cuyo objetivo era, como dijo una vez Valdés, “unir el jazz y las formas ancestrales”.
El apodo del Sr. Cortés era El Tosco, “el Rudo”. Ciertamente, las letras de las canciones de NG La Banda podían ser ásperas, con vulgaridad y lo que algunos oyentes interpretaron como misoginia. Defendió esas opciones.
“La música popular proviene de la gente”, le dijo a The Observer of Britain en 1993. “Pruebo mis canciones en las calles; si les gusta, es un éxito”.
También defendió la timba como género.
“Los intelectuales dicen que la timba es basura”, le dijo a The Miami Herald en 1998. “Pero este es un concepto racista. La música popular cubana siempre ha sido la música de la gente, de los barrios pobres, donde hay muy pocos blancos”.
Algunos académicos relacionaron el surgimiento de la timba con los difíciles tiempos económicos que experimentó Cuba después de la caída de la Unión Soviética, un período al que a menudo se hace referencia como el “período especial”. La energía del género y las letras contundentes, sugirieron, hablaban de una generación que alcanzó la mayoría de edad durante las dificultades de la década de 1990.
El grupo era tan popular que cuando hizo su debut en Nueva York, en 1997, tocó en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center.
“Cuando la banda hizo lo que mejor sabe hacer”, escribió Peter Watrous en una reseña en The New York Times, “tocando melodías largas y estructuralmente complicadas que mezclaban funk, partes de stop-time, secciones de batería y música bailable afrocubana, todo con coreografía salvaje, la audiencia estaba de pie y gritando”.
Sin embargo, la carrera de Cortés terminó bajo una nube. En 2019, Dianelys Alfonso, quien había sido cantante de la banda y había tenido una relación sentimental con él durante un tiempo, dijo que la había agredido en repetidas ocasiones. Ese año La Prensa Asociada informó que el Sr. Cortés no había respondido a las acusaciones, pero que la Sra. Alfonso había recibido un amplio apoyo para denunciar y mensajes abusivos de los admiradores del Sr. Cortés.
La información sobre los sobrevivientes del Sr. Cortés no estuvo disponible de inmediato.