El Gobierno de Argentina hizo flexibilizar las normas sanitarias impuestas hace dos años por la pandemia del COVID-19, debido a que el avance de las vacunaciones y la disminución marcada de casos de contagios y muertes muestran una nueva realidad.
En las últimas horas solo se registraron 17 muertes y 1.720 contagios en todo el país, mientras que el nivel de camas ocupadas de terapia intensiva era del 38 %. Las cifras de vacunación indican que el 92 % de la población tiene una dosis, el 84 % dos dosis y el 36 % la tercera y cuarta dosis de refuerzo.
El alcalde la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, adelantó que ya no se exige el uso de mascarillas en las escuelas, las instituciones públicas y en lugares abiertos, aunque en espacios cerrados y empresas privadas queda un criterio de los dueños del lugar.
“La contagiosidad está por debajo del 0,8 % (…) estamos en el momento de menor ocupación de camas de la pandemia. La suma de estos datos de baja de contagios y aumento de la vacunación nos da la posibilidad de dar un paso más en la posibilidad de volver a la vida ya la normalidad. El barbijo deja de ser obligatorio”, anunció.
En la población, la falta de actividad económica y las consecuencias sociales de la epidemia ha generado consecuencias políticas concretas. Los movimientos antivacunas crecieron y en las calles la gente se expresa.
“Es un tema de política absoluta y que tiene una connotación relacionada con las elecciones de los próximos años ya un esquema de poder. De eso, no hay dudas. Con un manejo total y discrecional hasta el poder judicial”, dijo Luis Cobos, del Movimiento Antivacunas.
Sin embargo, epidemiólogos como el doctor Carlos Di Pietrantonio, aseguraron que la pandemia no ha pasado, que hay nuevas variantes y que es necesario extremar los cuidados, y señaló como ejemplo los nuevos brotes en China.
“Continúan apareciendo nuevas variantes, con el peligro que esto acarrea. Es así que la combinación de las variantes Delta con Ómicron y las nuevas PA2 YX 3, que hoy en el país no tiene peso, significan un peligro latente”, dijo el especialista.
Recordó que “ninguna región del mundo sufrió tanto como Latinoamérica y el Caribe. Esto puede volver y tenemos que estar preparados”.
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