Varios meses después del lanzamiento de su EP en solitario de 2012, Hora de silencio/Milla de oro, Daniel Rossen cumplió 30 años. Fue entonces cuando su cerebro plantó la semilla de la duda que ha obstaculizado el enfoque intuitivo del co-líder y multiinstrumentista de Grizzly Bear para hacer música desde entonces. “Todo se convirtió en un interrogatorio constante: ¿Esto sirve de algo? ¿Qué estás haciendo y por qué sigues haciéndolo? Rossen recordado. “Apesta. Nunca termina. Al año siguiente, abandonó la escena del indie rock en Brooklyn y se mudó al norte del estado de Nueva York con su novia. Quería escapar de la mentalidad claustrofóbica y obsesionada con la productividad de la ciudad, pero no podía encontrar la paz, ni siquiera en lugares remotos de la naturaleza, una inevitabilidad que anticipó pero que no estaba listo para aceptar. Y así, Rossen cedió y dio la bienvenida al cambio: registró el ambicioso 2017 ruinas pintadas con Grizzly Bear, se mudó al otro lado del país a Nuevo México y se casó con su pareja de toda la vida, con quien ahora está criando a una hija. Si no podía escapar de la imprevisibilidad de la vida, también podría tomárselo con calma.
Rossen adopta este estado mental vulnerable en tu perteneces ahi, su debut de larga duración. Más de 10 canciones, utiliza armonías de viento de madera y su intrincado trabajo de guitarra habitual para colorear historias de soberanía propia, ansiedad creciente y la abrumadora indefinición de la edad adulta. En el pasado, Rossen ha tendido hacia el minimalismo críptico, pero la honestidad emocional le sienta bien. La calidez de su voz contrarresta los momentos más oscuros que relata, con letras que exploran el aislamiento de la vida rural, su conexión vagamente espiritual con la naturaleza y la forma en que la nueva paternidad lo llevó a reconsiderar las tendencias heredadas de sus propios padres. «Ira hirviente de color rojo oscuro/Es natural, demasiado familiar/Ese legado es tuyo y mío», canta en «I’ll Wait for Your Visit». En Grizzly Bear y Department of Eagles, a menudo confiaba en sus compañeros de banda cuando llegaba el momento de escribir letras. Sobre tu perteneces ahiRossen se centra en sí mismo: se siente como una reintroducción.
Durante los últimos dos años, Rossen aprendió por sí mismo a tocar el contrabajo, el clarinete y otros instrumentos de viento de madera desde la comodidad del estudio de su casa. Pero su obra más deslumbrante se da, como siempre, en la guitarra. Rossen es un virtuoso y sus influencias (folk brasileño, blues, música clásica, jazz de los 70) se fusionan de manera hipnótica. No es de extrañar que se sintiera atraído por Elliott Smith, Nick Drake y Jim O’Rourke cuando era adolescente; los tres utilizan acordes atípicos en afinaciones no convencionales, un enfoque arraigado en el deseo de llevar la guitarra al límite. Para Rossen, estas técnicas le permiten experimentar acordes amorfos, progresiones disonantes y tensión impredecible con una sensación de descubrimiento. En canciones como “Celia” o “I’ll Wait for Your Visit”, Rossen nunca experimenta por el bien de la oscuridad; busca melodías que suenen como si estuvieran en el exterior de la música pop mirando hacia adentro. Es lo más cerca que ha estado de componer piezas de guitarra clásica que se destacan junto a sus héroes.