El gobierno de Berlín ha impulsado un recorte de 130 millones de euros (12% de su presupuesto de cultura) a pesar de semanas de protestas y advertencias del sector artístico. La reducción, que forma parte del plan de gasto de la ciudad para 2025, ha provocado preocupaciones generalizadas sobre cierres y amenazas al estatus de Berlín como importante centro cultural.
El recorte presupuestario es una desviación del plan anterior de Berlín de inyectar nuevo capital a los espacios culturales de la ciudad. En 2021, Alemania aprobó una cultura federal récord de 2.100 millones de euros; un aumento de 155 millones de euros con respecto a 2020.
Las protestas de los grupos defensores de los artistas y la reacción de los líderes de los museos durante el último mes hicieron poco para detener los cambios del gobierno, a pesar del llamado a los funcionarios a reunirse con expertos culturales para explorar las ramificaciones de los recortes.
De acuerdo a El periódico de arte (TAN), Emma Enderby, directora del Instituto KW de Arte Contemporáneo, confirmó que el museo ya se está viendo afectado por el plan, optando por no renovar los contratos del personal y reduciendo los programas programados, incluidas las iniciativas de participación pública, ya que el presupuesto Los detalles para el museo en 2025 siguen sin estar claros hasta enero. «Es muy miope», dijo Enderby. BRONCEARSE.
El alcalde Kai Wegner, miembro de la Unión Demócrata Cristiana, ha defendido los recortes como esenciales para mantener la sostenibilidad financiera de la ciudad alemana después de un año difícil en el que disminuyeron los ingresos.
Wegner afirma que los recortes ayudarán a asegurar el futuro de Berlín, atribuyendo el ajuste fiscal a la anterior administración de izquierda por iniciativas relacionadas con el clima que, según él, tensaron las finanzas de la ciudad. «Necesitamos un cambio de mentalidad, también en la cultura», afirmó Wegner.
Paul Spies, copresidente de la Asociación de Museos de Berlín, que habló con BRONCEARSEadvirtió que las reducciones abruptas pueden obligar a algunas instituciones a cancelar contratos de trabajo antes de los términos acordados, argumentando que muchas organizaciones no tienen presupuestos de reserva a los que recurrir.
Los museos alemanes sin financiación privada enfrentan desafíos particularmente difíciles, con costos fijos relacionados con el funcionamiento de las colecciones que consumen alrededor del 80 por ciento de los presupuestos en muchos casos, dejando muchas exposiciones y programas auxiliares vulnerables a la cancelación.
Algunos expertos han señalado que los museos públicos en Alemania no pueden depender legalmente de la filantropía privada como lo hacen las organizaciones similares en los EE. UU. y otras partes de Europa, lo que hace que su futuro, en comparación con los centros creativos internacionales, sea menos seguro.