Fueron necesarios 17 años para que la capital comercial de Vietnam llegara a este punto. El proyecto, financiado en gran parte con préstamos del gobierno japonés, fue aprobado por primera vez en 2007 y estaba previsto que costara sólo 668 millones de dólares.
Cuando comenzó la construcción en 2012, las autoridades prometieron que la línea estaría operativa en sólo cinco años.
Pero a medida que aumentaron los retrasos, los automóviles y las motocicletas se multiplicaron en la ciudad de 9 millones de habitantes, lo que hizo que la metrópoli estuviera enormemente congestionada, cada vez más contaminada y requiriendo mucho tiempo para desplazarse.
El metro «satisface las crecientes necesidades de viaje de los residentes y contribuye a reducir la congestión del tráfico y la contaminación ambiental», afirmó el teniente de alcalde de la ciudad, Bui Xuan Cuong.
Cuong admitió que las autoridades tuvieron que superar «innumerables obstáculos» para llevar adelante el proyecto.
RETRASOS «FRUSTRANTES»
Según informes de los medios estatales, el metro llegó tarde debido al «lento desembolso de capital, problemas técnicos inesperados, dificultades de personal y la pandemia de COVID-19».
«Los retrasos y los sobrecostes han sido frustrantes», afirmó el profesor Vu Minh Hoang de la Universidad Fulbright de Vietnam, quien advirtió que con sólo 14 paradas en la estación, el «impacto de la línea para aliviar el tráfico será limitado a corto plazo».
Sin embargo, sigue siendo un «logro histórico para el desarrollo urbano de la ciudad», añadió.
Una vez aprendidas las lecciones, «la construcción de las futuras líneas será cada vez más fácil, rápida y rentable», afirmó Hoang a la AFP.