Los bonos soberanos griegos han logrado un hito histórico al cerrar su brecha de rendimiento frente a Francia, lo que refleja las reformas fiscales y la resiliencia económica de Grecia. Mientras tanto, los bonos franceses enfrentan la presión de la incertidumbre política, los crecientes déficits y los desafíos económicos estructurales.
Durante los días más oscuros de la crisis de deuda soberana de la eurozona, los bonos griegos a 10 años rindieron casi 40 puntos porcentuales, o alrededor de 4.000 puntos básicos, más que el bono gubernamental de Francia, mientras el país helénico se tambaleaba al borde del default, agobiado por una deuda. una carga que supera el 175% del producto interno bruto, severas medidas de austeridad y el espectro de un «Grexit».
Doce años después, Grecia ha reescrito su narrativa económica, y sus bonos gubernamentales han reducido la brecha con los de Francia, lo que marca un giro notable para el antiguo modelo de la crisis de deuda de la eurozona.
A finales de noviembre, los bonos soberanos a 10 años de Grecia tenían un rendimiento inferior al 3%, en línea con el rendimiento de los bonos OAT de Francia. En efecto, los inversores reciben ahora una compensación idéntica por prestar a Grecia que a Francia.
Este cambio refleja el renacimiento fiscal y la relativa estabilidad de Grecia, yuxtapuestos a las crecientes preocupaciones sobre la trayectoria fiscal y política de Francia.
Bonos griegos: de la crisis a la confianza
La fuerza impulsora detrás del notable desempeño del mercado de bonos de Grecia es una combinación de disciplina fiscal, reformas económicas y resiliencia frente a las altas tasas de interés.
Los analistas atribuyen este hito a un desempeño fiscal excesivo y sostenido, y se espera que el superávit presupuestario primario de Grecia alcance el 2,4% del PIB este año, superando el objetivo del 2,1%.
«La economía griega sigue teniendo un desempeño superior, con un sólido consumo privado y la inversión impulsando el crecimiento», dijo el analista del Bank of America Athanasios Vamvakidis en una nota reciente.
Según Bank of America, Grecia sigue aislada del aumento de las tasas de interés en comparación con sus pares de la eurozona.
La mayor parte de su deuda pública se mantiene oficialmente en términos fijos, de bajo interés y con un vencimiento promedio de 20 años, mientras que la deuda del sector privado sigue siendo moderada luego de una década de contracción del crédito.
El resurgimiento de los bonos del gobierno griego (GGB) se ha extendido al sector financiero en general. «Ahora tenemos una perspectiva positiva sobre el sector bancario griego», añadió Vamvakidis, con calificaciones de Compra para los principales actores como Eurobank, Piraeus y Alpha Bank.
Los diferenciales cada vez más ajustados de los GGB frente a los Bunds alemanes (actualmente alrededor de 70 puntos básicos) reflejan la confianza del mercado en la salud fiscal de Grecia, aunque los riesgos geopolíticos y de mercado más amplios podrían moderar mayores ganancias.
Francia enfrenta una creciente presión fiscal y política
Mientras tanto, los bonos franceses se han enfrentado a dificultades: el rendimiento de los OAT a 10 años subió al 2,945% a finales de noviembre, lo que refleja una prima de 81,7 puntos básicos sobre los bonos alemanes. La liquidación fue provocada por una confluencia de desafíos fiscales e incertidumbre política.
El gobierno del primer ministro Michel Barnier está lidiando con la reacción pública por una polémica propuesta de recorte de gastos de 60.000 millones de euros, a la que se opone el Rally Nacional de Marine Le Pen.
Con las elecciones parlamentarias potencialmente inminentes el próximo julio, los estancamientos políticos corren el riesgo de paralizar las reformas fiscales.
Alexandre Stott, analista de Goldman Sachs, destacó la dificultad de reducir el déficit presupuestario de Francia del 6,1% del PIB al objetivo del gobierno del 5%, y lo describió como «una tarea difícil». Stott añadió: «Esperamos que la relación deuda/PIB aumente al 118% para 2027, dada la escala de la consolidación propuesta y la dependencia de los aumentos de impuestos».
La fragilidad política complica aún más los esfuerzos de consolidación fiscal de Francia. «La falta de capital político y el limitado margen fiscal probablemente limitarán la capacidad de Francia para abordar reformas estructurales en el corto plazo», advirtió Stott.
Grecia versus Francia: los desafíos estructurales resaltan la divergencia económica
Las trayectorias contrastantes de Grecia y Francia reflejan cambios estructurales más profundos.
Grecia se ha convertido en una de las economías más dinámicas de Europa, respaldada por una mayor solvencia y disciplina fiscal.
Francia, por el contrario, enfrenta desafíos arraigados como el envejecimiento demográfico, los altos costos de la energía y el estancamiento de la productividad.
Según las últimas previsiones económicas de otoño de Eurostat, se prevé que la economía de Grecia crecerá un 2,3% en 2025, frente al 2,1% en 2024, lo que reforzará su posición como uno de los países con desempeño más dinámico de la eurozona. Por el contrario, se espera que el crecimiento económico de Francia se desacelere a un modesto 0,8% en 2025, frente al 1,1% en 2024, lo que pone de relieve los desafíos que enfrenta la segunda economía más grande de Europa.
Esta divergencia también se extiende a las trayectorias fiscales. Se prevé que la relación deuda pública/PIB de Grecia disminuya significativamente, del 153,1% en 2024 al 146,8% en 2025 y al 142,7% en 2026, lo que refleja la consolidación fiscal en curso.
Mientras tanto, la deuda pública de Francia aumentará de manera constante, pasando del 112,7% en 2024 al 115,3% en 2025 y alcanzando el 117,1% en 2026.