Las imágenes generadas por esta tecnología están basadas en los trabajos de Pedro Sandoval, quien defiende firmemente el uso de esta herramienta. Lo importante, dice, es no olvidar el pasado educando a las nuevas generaciones en la cultura.
Inteligencia artificial La IA parece estar a punto de revolucionar el mundo. Hoy se utiliza en todo tipo de industrias y su implantación va en aumento. Está en nuestros teléfonos y al alcance de todos. Arte no ha escapado a la llegada de esta nueva tecnología que está generando un enorme debate en el sector.
La creación de piezas artísticas es algo genuino, ligado a la personalidad de cada creador, a sus circunstancias y a su propio pasado e influencias. Esto hace que parezca poco probable que La inteligencia artificial podría crear pinturas valiosas y aun largometrajes. Pero artistas como Pedro Sandoval, pionero en el uso de esta herramienta, la defienden.
Sandoval es uno de los artistas más reconocidos del mundo. Sus obras han sido expuestas en prácticamente todos los continentes y ha sido galardonado con algunos de los premios más importantes. Parte de su secreto reside en su constante búsqueda de la innovación, algo que aprendió de Andy Warholnos cuenta, a quien conocía bien.
En uno de sus estudios de Madrid, repleto de coloridas y valiosas obras de arte, nos habla en medio de un flujo aparentemente interminable de llamadas sobre la exposición que está preparando para el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Mamá).
«No nos va a reemplazar.»
“Para mí la inteligencia artificial es una herramienta más para crear. La utilizo como un pincel, no nos va a sustituir, en ningún momento siento que pueda sustituirnos”, afirma Sandoval en respuesta a las protestas de algunos artistas contra la IA. Considera que esta tecnología la puede utilizar cualquier persona, pero hay que saber manejarla y, sobre todo, subraya que “las órdenes que le da cada persona para realizar una obra son únicas y marcan la diferencia”.
«No se trata solo de utilizarlo, sino de cómo refinarlo, de cómo convertirlo en una obra de arte», explica rodeado de enormes cuadros que ha realizado con esta técnica. «Las imágenes creadas por un artista, incluso si están hechas con inteligencia artificial, pertenecen al artista y tienen derechos de autor».
Detrás de él hay un enorme cuadro que pintó cuando era apenas un niño, que representa el cuerpo humano. A los 6 años ganó el premio Joven Maestro del Mundo en Japón, a donde viajó desde su natal Venezuela. A los 13 años, con una beca de la Fundación GuggenheimSe instaló en Nueva York para estudiar arte en la Parsons School of Design.
Rodeado de importantes artistas
«En Nueva York conocí a Andy Warhol, Keith Haring, Jean-Michel Basquiat, Willem de Kooning… Estudiaba en el colegio y estaba con ellos. Andy Warhol me llamaba ‘baby face’ porque tenía cara de bebé. Su vida está dedicada al arte y eso hace, explica, que el uso que él -como cualquier otro artista- hace de la inteligencia artificial sea diferente al que haría alguien sin ese bagaje.
“El humano es quien da la orden a la inteligencia artificial, la cual tiene una serie de información y ejecuta lo que le pides, por ejemplo le dices: ‘quiero una mezcla de la Mona Lisa con Miguel Ángel’.‘«Como David, lo creas y lo perfeccionas», explica.
Para crear la imagen que le pides, la inteligencia artificial se basa en el trabajo de Pedro Sandoval y otros artistas que fueron elegidos para el desarrollo de esta tecnología. La IA estudió sus obras para crear otras nuevas a partir de ellas. “Más que mis obras, se basa en el cromatismo que utilizo, mi estilo, la forma de dibujar… pero no solo en mí, llevaron a varios artistas en un proyecto que se hizo en Los Ángeles con el apoyo de Bill Gates”.
Formó parte de ese proyecto tras su paso por el Foro Económico Mundial de 2019. “Conocí a Bill Gates, Elon Musk y Zuckerberg. Varios artistas renunciamos a las imágenes para crear las primeras obras de arte del mundo con inteligencia artificial”. Y así empezó todo. Hoy su sello está en las nuevas imágenes creadas a través de este medio.
Sin embargo, aunque el futuro apunta a un mundo con mayor uso de la inteligencia artificial, Sandoval deja claro que la clave para avanzar es no olvidar el pasado. «Sólo les enseñamos una cultura del reguetón y ellos viven en un mundo que no existe, centrado en las marcas de lujo. Los mayores deberíamos darles más información sobre lo que ha pasado y sobre nuestro pasado».