En resumen
- La nueva ley de seguridad de Sudán del Sur, que permite realizar arrestos sin orden judicial, se ha convertido en ley a pesar de no haber sido firmada por el presidente Salva Kiir.
- La ley entró en vigor automáticamente después de 30 días sin ninguna acción presidencial, lo que generó preocupación entre los activistas de derechos humanos y las naciones occidentales.
- La ley ha intensificado las tensiones antes de las primeras elecciones de Sudán del Sur previstas para el 22 de diciembre, bajo el gobierno de transición formado tras el acuerdo de paz de 2018.
Juba, Sudán del Sur – La polémica ley de seguridad de Sudán del Sur, que otorga a las autoridades el poder de detener a personas sin orden judicial, se ha convertido oficialmente en ley, aunque el presidente Salva Kiir no la haya firmado. El portavoz del Parlamento, Oliver Mori, confirmó el jueves que la ley se promulgó «automáticamente» según la constitución del país después de que transcurrieran 30 días sin que el presidente hiciera nada desde que se le presentó el proyecto de ley el 12 de julio.
La aprobación de la ley ha provocado una reacción significativa de las organizaciones de derechos humanos y los observadores internacionales, que sostienen que podría dar lugar a un aumento de las detenciones arbitrarias y sofocar las libertades políticas y cívicas. En julio, nueve enviados occidentales, incluidos representantes de los Estados Unidos y el Reino Unido, expresaron sus preocupaciones y destacaron que los ciudadanos de Sudán del Sur deberían poder participar en actividades políticas y cívicas sin temor a ser detenidos injustamente o intimidados por las fuerzas de seguridad.
Esta nueva legislación llega en un momento crítico, ya que Sudán del Sur se prepara para sus primeras elecciones, que se celebrarán el 22 de diciembre, bajo el gobierno de transición establecido en virtud del acuerdo de paz de 2018 que puso fin a una brutal guerra civil de cinco años. El conflicto, que se cobró casi 400.000 vidas, dejó cicatrices profundas y las próximas elecciones se consideran un paso crucial hacia la estabilización de la nación.
Sin embargo, la nueva ley se ha convertido en un importante punto de discordia en las actuales discusiones entre el gobierno y los grupos de oposición que no fueron signatarios del acuerdo de paz de 2018. Estos grupos han expresado su preocupación de que la ley pueda utilizarse para reprimir la disidencia y socavar el proceso democrático.
Yasmin Sooka, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Sudán del Sur, advirtió que la ley podría dar lugar a «más detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas». Instó tanto al presidente como al parlamento a reconsiderar la legislación a la luz de los principios democráticos, afirmando que «la promulgación de este proyecto de ley contradice directamente los compromisos asumidos por Sudán del Sur tanto con la comunidad internacional como con los sursudaneses».
Los grupos locales de derechos humanos también han expresado su alarma. Ter Manyang Gatwech, director ejecutivo del Centro para la Paz y la Defensa de los Derechos Humanos, anunció planes para impugnar la ley en los tribunales, describiéndola como una amenaza directa a la estabilidad del país. «Nadie está a salvo en este país debido a su naturaleza», dijo Gatwech a la Associated Press.
El Departamento de Estado de Estados Unidos también intervino y su portavoz Mathew Miller destacó la necesidad de que el gobierno de transición de Sudán del Sur fomente un entorno en el que los ciudadanos puedan expresar libremente sus opiniones sin temor a represalias.